TLC, ¿el final de los cachos y las ubres?
Señor Director:
Todo parte de un hecho: la globalización nos llegó hasta los más recónditos parajes de nuestra geografía caldense; recorriendo los supermercados de nuestra ciudad podemos encontrarnos con productos tales como: Carne de res argentina, Quesos Franceses, Salmón Chileno, Mostaza Dijon Francesa, Naranjas de la Florida, Carne de cerdo canadiense, cangrejo de Alaska, arroz ecuatoriano, vino español, en fin lo que vemos hoy en un supermercado es un escenario diametralmente opuesto a lo que veíamos hace 40 años, cuando nuestras fronteras eran unas barreras proteccionistas que nos hacían creer que nuestros productos agropecuarios eran los únicos en el mundo y donde carecíamos totalmente de competencia alguna. Es ahí cuando creo que comienzan todos nuestros problemas del sector agropecuario.
Siempre nos dijeron que Colombia era un país con un “inmenso potencial” agropecuario, que teníamos todos los pisos térmicos, que la diversidad de nuestras tierras, que la calidad de las mismas, que nuestros ganados, que nuestros cultivos, en fin una cantidad de argumentos no fundamentados y que más bien solo servían para enceguecernos frente a una realidad que avanzaba en el mundo. La consecuencia: Somos un país poco competitivo en la producción agropecuaria, y especialmente en el subsector pecuario donde desafortunadamente producimos carne y leche de la misma forma que lo hacían nuestros abuelos, pero con una variable: Hoy competimos con todos los productores del mundo.
Ahora nos vemos enfrentados a uno de los mayores temores del sector pecuario: el TLC con Estados Unidos. Sera el TLC el final de nuestra ganadería caldense? Pues esa respuesta solo la tienen los actores de las cadenas productivas de la carne y de la leche respectivamente. En ellos está el cómo responder a este nuevo reto; o bien afrontamos con fiereza y empuje esta amenaza, y empezamos a mejorar nuestra productividad o definitivamente dejamos morir nuestra ganadería a manos de la competencia.
Para nadie es un secreto que los resultados de la negociación del TLC no fueron los mejores para el sector agropecuario y en especial para la ganadería, pero más allá de entrar a buscar culpables, (que los hay muchos) es hora de concentrarnos en mejorar la competitividad de nuestras cadenas productivas, de una forma radical y ojalá buscando la mayor integración posible de toda la cadena productiva.
Nos llegó la hora para reaccionar! Son muchos y claros los ejemplos en otras regiones donde procesos de integraciones verticales en las cuales la participación de diferentes actores en la cadena productiva se ha reducido notablemente; se busca que la intermediación deje de ser un factor determinante en los costos de producción y el principal encarecedor de los productos finales. Entre más corta la cadena, más eficiente y competitiva.
Claros ejemplos de esos modelos de integración los vemos en nuestra realidad colombiana, en pasados días la prensa nacional destacó el caso de una empresa agropecuaria colombiana que finiquitó una alianza con uno de los principales productores lácteos mundiales para desarrollar un proyecto lechero con una inversión en la altillanura superior a U$300 millones, con más de 50.000 reses, y una producción estimada en 23 millones de litros de leche al año, la alianza, dará paso a uno de los proyectos más ambiciosos del sector agropecuario colombiano.
Así mismo vemos cómo en el sector cárnico una de las empresas más reconocidas del consumo masivo en la Costa Atlántica frente a la entrada de carnes extranjeras más baratas, tomó la decisión de producir sus propias carnes y empezó a desarrollar su integración en unas 2.000 hectáreas en el bajo Magdalena donde se engordará más de 9.000 animales por año en un sistema de confinamiento el cual le proporcionará un 25% de sus necesidades de consumo.
Estos son dos botones para mostrar que ya se están haciendo cosas en nuestro país; ambos proyectos son realidades y así como estos hay muchos más, desafortunadamente en nuestro departamento no tenemos ni siquiera una iniciativa que se parezca algo a la realidad que está comenzando a vivir el sector pecuario. De seguir así como vamos, viviendo encapsulados por las mentiras de algunos dirigentes gremiales que nos endulzan los oídos con proyectos ficticios de exportación, con la ausencia de iniciativas privadas para reinventar los procesos productivos, con empresas comercializadoras que no buscan procesos de integración porque solo están pensando en su proceso desconociendo la realidad del productor, esta va ser una tarea muy difícil, ya es hora de tomar decisiones y de creer en lo nuestro. Esta es una tierra de gente pujante y trabajadora pero nos falta es un poco de decisión y confianza en nosotros mismos. Tenemos con qué, pero a veces nos vamos por el camino menos “riesgoso” sin darnos cuenta que este puede ser el camino hacia el fin.
Mauricio Bonivento Correa
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