Dudas ciudadanas
Señor Director:
Vaya si estos últimos días nos han traído cosas para comentar y para intercambiar ideas con quien quiera que uno se encuentra. Y ni qué decir de los mensajes que llegan al correo electrónico con cuanta idea se le antoja a la gente y con las invitaciones a referendos, a protestas de una u otra clase con y con los señalamientos de los responsables del sinnúmero de adefesios y tropelías en que se incurre cada día en este país del Sagrado Corazón.
No faltan los que quieren aprovechar la oportunidad para acabar con el Congreso; Arrasar con las Cortes y hasta derrocar al Presidente con todos sus ministros. Claro, pensamientos iguales o similares a los que tuvieron los padres de la patria en la última sesión de conciliación, y que alarma al país, en donde, masificados, todos, todos, a pupitre limpio, resolvieron raponearse la Constitución, otorgando ventajas a diestra y siniestra para las Cortes, los congresistas y para todo aquel que necesitara algo de ese acto diabólico. Al final, el resultado será la anarquía de unos y la anarquía pedida por otros ante las acciones de los primeros. Oh gloria inmarcesible.... Todos, ellos y nosotros, somos iguales, del mismo país y actuamos de igual manera si nos dejan. Ellos, solo nos representan tal y como somos, como conglomerado.
Pero dejando a un lado este asunto, el que será resuelto a sombrerazos, al igual que como lo fraguaron, es bueno que miremos hacia adentro de nuestra ciudad y nos cuestionemos algunas de las cositas que tenemos entre manos.
Lo primero. El famoso cable a Los Yarumos. Un año largo entre que lo entregan y lo reciben. Y el cable sigue allí sin solución a la vista y con todos sus defectos de fabricación. Las puertas no cierran automáticamente. La insonorización que tiene que existir entre el cable mismo y las cabinas es inexistente o extremadamente deficiente. El peligro latente que hay, dado el vacío que se conforma entre la rampa de ascenso y las cabinas, lugar por el que una persona puede caer. La mala calidad de las pinturas usadas en las cabinas. En una palabra, cabe preguntarse: ¿La ley del Consumidor no da espacio para que los contratistas devuelvan el dinero que se les ha pagado por un cable que funcione y que pasados doce meses aún no lo hace? Allí deben estar las garantías para que se hagan efectivas y los contratistas levanten esa cosa que han pretendido endilgarle a la ciudad.
De otra parte: ¿Podemos preguntarnos qué ha pasado con la Renovación Urbana de San José? ¿Acaso los ciudadanos no tenemos derecho a saber qué sucede y para dónde va lo que allí se tiene programado? ¿Y de las gentes sacadas de allí qué? ¿Nadie responde?
Finalmente, señor Director: ¿Podremos los habitantes de Manizales conocer el real estado de los activos de Infimanizales? Se me antoja que esa dependencia se ha convertido en el basurero de las administraciones de la ciudad, lugar al que van a parar cosas que poco sirven y a las que llaman “activos”, pero que a la postre son basura; elemental basura por la que nadie da un peso. Basura que es cuantificada en los balances por el valor de adquisición. Valor de adquisición que no tuvo avalúos previos ni lugar a rebajas con el propósito de hacer un buen negocio, o al menos que hubiese respeto por el comprador, tal como es el caso del cable a Los Yarumos antes mencionado, que va por el mismo camino por el que fueron los dudosos “activos” que hoy tiene Infi.
Bueno será que un especialista en inversión nos hiciera el trabajito de poner los pies en la tierra en lo que se refiere a Infi, y finalmente podamos conocer lo que en realidad hay bajo esas inversiones y cuáles sirven y rentan, al menos socialmente, y cuántas de ellas bien merecen el que podamos reclamar por lesión enorme, o enorme engaño, cosa que me temo cabe, si no en todas, sí en la mayoría.
No creo que sea mucho pedir, señor Director, y esperemos que nuestro Alcalde, tan callado hasta ahora, nos dé una respuesta, o exija a quien corresponda dar las explicaciones sobre estas cositas.
Hernando Arango Monedero
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