No solo historias de sicarios

http://www.mediafire.com/listen/kjx741b2sjprbsc/71_BALAS_POR_ENCARGO_JUAN_MIGUEL_ALVAREZ.mp3

Escuche #Periodismos Entrevista a Juan Miguel Álvarez sobre su libro Balas por encargo:

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Le escuché decir a la periodista chilena Mónica González, maestra de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que alguien le expresó que hay cosas que la gente no quiere saber, pero necesita saber. Para que eso sea posible estamos los periodistas, odiados por dañar la imagen de nuestras ciudades por quienes hacen todo por destacar sus positivas estadísticas, muy lejos de la realidad.
El mayor valor que le hallo a Balas por encargo - Vida y muerte de los sicarios en Colombia, del periodista Juan Miguel Álvarez (@cronista77 en Twitter),  es precisamente el de atreverse a contar esas historias que nuestra región necesita conocer. Esa vorágine de violencia que no parece tener solución a la vista, pues las políticas públicas se quedan cortas, se interrumpen o simplemente son incapaces de llegar hasta el tuétano del asunto y corregir el rumbo.
Bien pudo ser esta una serie de entrevistas con personajes del sicariato y ya, pero va más allá. Intenta encontrar respuestas al porqué de esa violencia, se va hasta sus orígenes, da cuenta de nombres que en nuestra región se han eternizado como mito, pero el autor sigue sus pasos para volverlos periodismo: datos, hechos, comprobaciones.
Balas por encargo tiene la gran virtud además de confrontar fuentes oficiales y oficiosas, de trazar una línea entre las diferentes generaciones del sicariato en esta región y abre preguntas importantes sobre la sociedad que somos, este Eje Cafetero en medio del llamado Triángulo de Oro de Colombia, que se siente pujante, pero muy dado a ocultar problemas que arrastramos desde hace rato.

La misma historia

En 1993 llegó a La Patria la historia de que en Arauca, un corregimiento a orillas del río Cauca en el municipio de Palestina, se habían agotado las tumbas. La razón: los muertos que bajaban por el río y que allí les daban cristiana sepultura como N.N. Cuando se fue al sitio, la gran sorpresa fue que si bien había tumbas de esos N.N. el colapso que sufría el camposanto obedecía más a la cantidad de muertos violentos en un poblado como ese, que a otra causa. Entre ellos estuvo Bernardo Hernández, el corresponsal del diario, cuyo crimen las autoridades atribuyeron a asuntos  pasionales, pero que entre susurros la comunidad siempre supo que las razones fueron otras.
Empezamos a indagar y algunos valientes osaron contarnos que allí se vivía como en el lejano oeste norteamericano, pero en las postrimerías del siglo XX. Un grupo de pistoleros, protegido por un gamonal, hacía y deshacía en este puerto, con la omisión o complicidad típica en estos casos de la Policía. Era la época en que en otras zonas ribereñas del Cauca operaba un grupo que dio origen a paramilitares, Los Magníficos, citado en el texto de Juan Miguel.
Se publicó la historia y fue Troya. La entonces gobernadora de Caldas, madre del hoy gobernador, convocó al consabido Consejo de Seguridad y fuimos a cubrirlo, pero nos tocó salirnos de allí más o menos custodiados porque podíamos correr peligro, dijeron las autoridades.
"El barquismo es hoy el amo y señor de la administración de ese municipio y en el corregimiento. Como siempre y dado el desdén del senador Barco López por lo que signifique gobernar con ecuanimidad, entereza y vocación de servicio, han designado por corregidor a un áulico del presidente de la Asamblea, quien es jefe político allí. Y si al señor Tapasco lo están investigando las autoridades por presunta complicidad en un crimen acaecido en Supía ¿qué se podrá esperar de quien fue su guardaespaldas?" Estas preguntas se las hizo La Patria en el editorial, un par de días después de publicado el informe que dejaba en evidencia la existencia de una escuela de sicarios en ese corregimiento, la cual estaba estrechamente relacionada con líderes políticos en la zona, dirigentes hoy sub iúdice señalados de asesinar a Orlando Sierra, subdirector de este diario, en el año 2002. Todo está conectado.

El valor de la humildad
Como si no bastara con una historia bien contada, definida por capítulos llenos de fuentes, Juan Miguel se preocupó por adicionar un anexo en el que explica momentos, razones de por qué una fuente está con nombre propio o no, situaciones, lugares. Todo un dossier de respaldo a la información para que no quede duda de que fue un trabajo periodístico con todas las de la ley. Así se libró de espantos, periodismo de verificación.
Un valor adicional, que tantos no reconocen, la labor del periodismo regional. No duda Juan Miguel en dar crédito a las historias de periodistas locales a quienes reconoce in extenso, igual que a los valientes defensores de Derechos Humanos del área metropolitana de Pereira, tan necesarios y tan amedrentados. Juan Miguel, un hombre de provincia, pero codeado de tú a tú con los grandes del periodismo, se pasa de justo y eso tiene valor entre colegas.
En esta historia tan dura como inolvidable, según la definición de Alberto Salcedo Ramos, se encuentran los detalles del sicariato, del narcotráfico, del paramilitarismo, de las bacrim, del microtráfico, de las operaciones irregulares para evadir impuestos y todas esas conexiones.
He seguido desde tiempo atrás la carrera de Juan Miguel, desde que escribió su primer libro, ese sí de ficción: Tumbas en el aire, con el sello manizaleño de Hoyos Editores. Cada trabajo suyo en publicaciones nacionales es una lección de reportería, esa que le falta a tantos que se creen cronistas. Él, por el contrario, la tiene clara: sin calle, sin diálogo con el otro, no hay texto periodístico de valía. Y en Balas por encargo sí que hace valer la reportería. De lo mejor en periodismo de investigación que se ha escrito en la Colombia contemporánea sin ninguna duda, que cuenta cosas que la gente necesita saber, así no quiera.