Joyas religiosas, antes del sismo en Nepal

LA PATRIA | EFE

Manizales

En febrero del 2008, el columnista de LA PATRIA Ricardo Correa emprendió un viaje por tierras asiáticas, en el que incluyó a Nepal, con el ánimo de conocer de cerca las expresiones religiosas del hinduismo y el budismo.

Tuvo la oportunidad de estar en la capital Katmandú, donde se sorprendió con lo que llama “un festival para los sentidos, una ciudad llena de colores, formas, olores y razas”.

De su aventura destaca el centro histórico de origen medieval en el que se concentraban numerosos templos y lugares de peregrinación, como la zona de Tamel, de gran efervescencia turística.

“Me motivó visitar ese país su riqueza en tradiciones espirituales”, recuerda Correa, quien hoy lamenta que el sismo del sábado 25 de abril haya matado a cerca de 6 mil personas y destruido gran parte de los llamativos lugares que visitó en aquella ocasión, como las enormes estupas de los budistas y sus monasterios tibetanos.

Es así como la gran herencia cultural nepalí, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, quedaron en escombros.

Los templos y monumentos históricos derrumbados o en ruinas en la emblemática plaza Bashantapur Durbar de Katmandú reflejan las consecuencias del sismo de 7,8 grados en la escala de Richter en el abundante patrimonio histórico nepalí.

Los estremecimientos del devastador terremoto duraron poco menos que un minuto, según algunos relatos. Sin embargo, eso fue suficiente para arrasar con siglos de historia en ese país asiático, que ya había sufrido con un sismo similar en 1934.

Evalúan daños

La UNESCO trata de recopilar información de los daños en el rico patrimonio histórico de Nepal, especialmente en el valle de Katmandú, declarado Patrimonio de la Humanidad por este organismo.

"Conforme vamos recibiendo más información sobre el terreno, más conmocionada me siento por la magnitud en pérdidas de vidas humanas que ha supuesto el terremoto en Nepal", aseguró Irina Bokova, directora general de la UNESCO.

"Pero también estoy impresionada por el devastador impacto que el movimiento telúrico ha tenido sobre la inigualable herencia cultural del país", agregó.

La capital nepalí incluye siete conjuntos de monumentos y edificios representativos de la totalidad de las obras históricas y artísticas que han hecho mundialmente célebre al país asiático.

En esos siete conjuntos están las tres plazas Durbar situadas frente a los palacios reales de Hanuman Dhoka, en Katmandú; Patán y Bhaktapur; las estupas budistas de Swayambhu y Bauddhabath; y los templos hinduistas de Pashupati y Changu Narayan.

Imagen de una deidad del hinduismo, en un templo de esa religión. En la arquitectura es apreciable la influencia de la China y de la India.

Estupa budista, sitio de ofrenda religiosa. Las personas le dan vueltas en el sentido del tiempo.

Templo budista en el centro de Katmandú. Todas estas reliquias religiosas eran el gran valor de este país.

Para ingresar a esta estupa budista es necesario subir por escalas. Son llamativos los ojos de gato, muy comunes allí. Al lado un templo hinduista.

Templo hinduista en el centro histórico de la capital. Los turistas pagan en rupias nepalesas el equivalente a un dólar, para visitar los lugares sagrados durante cinco días.

En el colorido mercado, en el que hay centenares de estas tiendas, las artesanías y bisuterías son un encanto visual.

Templo hinduista, en el que resaltan una especie de ollas de cobre. Se observa la amalgama que había entre lo medieval y lo moderno.

Grupos de personas en peregrinación a un templo hinduista, desde lejos se sientan los aromas vegetales. Deidad en primer plano.

Mujeres peregrinan hacia un centro de ofrenda hinduista, llevando marcas en las frentes.

En el centro histórico de Katmandú es común el desorden en el desplazamiento de las personas y los vehículos.

Plaza principal, conocida con el nombre de Bhaktapur Durbar. El edificio blanco corresponde a un periodo de influencia francesa, del siglo XIX. Allí funcionó la sede de gobierno por mucho tiempo.