LA PATRIA | Especial
Encontrar la vacuna contra el coronavirus se ha convertido en la gran carrera científica del milenio, en la que laboratorios y gobiernos han invertido miles de millones de dólares.
La necesidad de una vacuna va más allá del propio virus. Los confinamientos nacionales han impedido a la gente acudir al médico, lo que supone un aumento del riesgo de contraer enfermedades graves imperceptibles, y han reducido la vida social, lo cual puede derivar en problemas de soledad y en alguna adicción, como la ludopatía, ya que la gente ha tenido que buscar otras formas de entretenimiento. Por estos motivos, es necesario encontrar una vacuna que nos permita volver a llevar una vida normal, como la que teníamos antes de marzo de 2020.
Tras el anuncio de que este otoño se está preparando una revisión acelerada de la vacuna de AstraZeneca, los expertos consideran que la obtención de un fármaco efectivo podría estar muy cerca, lo que supondría todo un hito en la formulación de una nueva vacuna.
Sin embargo, AstraZeneca no es la única empresa que compite por llevarse el gato al agua. Hay cientos y cientos de candidatos, y muchos de ellos esperan obtener una vacuna en un período similar. En este artículo hablaremos de los laboratorios mejor situados y de los plazos previstos para poder usar su vacuna entre la población.
AstraZeneca y la universidad de Óxford
El Reino Unido es el epicentro de la carrera por la vacuna, y varios laboratorios británicos ya están realizando ensayos de fase III, que incluye pruebas a gran escala con al menos 50 000 personas y es la última etapa antes de una distribución limitada del fármaco entre el gran público.
Quizás el equipo que más avances haya hecho sea el formado por la empresa anglosueca AstraZeneca y la universidad de Óxford. El proyecto recibió un fuerte espaldarazo económico en mayo al recibir una financiación de más mil millones de dólares del gobierno de los Estados Unidos tras sus exitosos ensayos en chimpancés.
Tras completar las dos primeras fases, el proyecto inició la tercera probando la vacuna en miles de personas del Reino Unido, los Estados Unidos, Brasil, Sudáfrica e India. El número de dosis que el equipo prevé crear ronda los dos mil millones de unidades y, si todo sale bien, la UE ya se ha comprometido a adquirir 400 millones.
El proceso no estuvo exento de problemas. Un voluntario brasileño murió de COVID-19 durante los ensayos, lo que desató alguna alarma. La investigación posterior concluyó que el paciente había recibido una dosis de placebo, por lo que no se podía culpar al medicamento. Los ensayos se retomaron a finales de octubre y se espera que pronto pueda aprobarse la vacuna.
Moderna Inc
Moderna es otra gran empresa cuyos resultados positivos le han valido para obtener la financiación necesaria. En agosto, los Estados Unidos invirtieron 1100 millones de dólares en la compañía, que ha cerrado acuerdos importantes también con los gobiernos de Canadá, Japón y Catar.
En octubre, contrató a 30 000 personas para los ensayos de fase III y se encuentra a la espera de ver cuántas de ellas enferman antes de comprobar si fueron vacunadas o no. Si todo va bien, la compañía podría solicitar la administración de la vacuna para uso de emergencia a finales de 2020, a pesar de los riesgos que ello conlleva. A ello hay que sumar también los problemas de distribución de la vacuna, ya que esta debe almacenarse ultracongelada hasta su suministro.
El proyecto de Moderna también ha sufrido algún contratiempo. En verano, perdió la batalla por una patente al no poder demostrar que fue la primera en usar cierta tecnología implicada en el proceso. A pesar de todo, y gracias al importante apoyo financiero y a sus instalaciones de vanguardia, podría convertirse en una de las primeras empresas en tener una vacuna disponible.
Pfizer, BioNTech y Fosun Pharma
Tres compañías de investigación biomédica de tres países diferentes (Estados Unidos, Alemania y China) unieron sus fuerzas al inicio de la pandemia para desarrollar una vacuna mRNA en dos dosis. Cuando averiguaron que una de las versiones, la BNT162b2, provocaba menos efectos secundarios que la otra, iniciaron los ensayos de fase III con 30 000 voluntarios de todo el mundo.
En septiembre, su proyecto fue el primero en obtener permiso para realizar ensayos en niños a partir de 12 años de edad y firmó un contrato de 1900 millones de dólares con el gobierno de los Estados Unidos para suministrar 600 millones de dosis potenciales, suficientes para vacunar a toda la población del país. A pesar de que Donald Trump anunció que la vacuna estaría lista antes de las elecciones en Estados Unidos, el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, se encargó rápidamente de rebajar las expectativas al decir que todavía estaban pendientes de unos resultados.
Como ocurre con el fármaco de Moderna, la vacuna de Pfizer también tiene problemas de distribución debido a su fragilidad. Su composición mRNA significa que debe permanecer ultracongelada hasta el momento de ser suministrada, y la mayoría de centros hospitalarios carecen de la infraestructura de almacenamiento necesaria.
Johnson and Johnson
La experiencia de Johnson and Johnson con la producción de vacunas se remonta a hace una década con la epidemia del ébola, por lo que ya contaba con las instalaciones adecuadas para iniciar un proyecto para la COVID-19.
Tras recibir apoyo del gobierno estadounidense, el proyecto inició los ensayos de fase II en julio y los de fase III en septiembre, para los que contrató a 60 000 participantes, entre los que había mil estudiantes de la universidad Stanford.
Esta vacuna destaca porque solo es necesaria una dosis, en lugar de dos, y sus creadores se han marcado el objetivo de alcanzar los mil millones de dosis para 2021.
A pesar de un inciso en los ensayos debido a una reacción negativa en un voluntario, se prevé que el proyecto salga adelante a final de año.
¿Cuándo tendremos una vacuna?
Estamos en noviembre de 2020 y ya existen suficientes indicios de que a finales de año contaremos con una vacuna satisfactoria. Algunas compañías, como CanSino Biologics de China y el Centro de Investigación Gamaleya de Rusia, ya han obtenido la aprobación necesaria para un uso limitado de sus vacunas en sus respectivos países, a pesar de las advertencias sobre los riesgos y de que podría tratarse de un intento por ganarse a la opinión pública.
Según los expertos, aunque es posible que a finales de año ya contemos con una vacuna totalmente aprobada para pacientes vulnerables, lo más probable es que haya que esperar hasta el verano de 2021 para un uso más extendido. Hasta entonces, debemos seguir los protocolos de distanciamiento físico y usar siempre el tapabocas en espacios públicos.
Sea como sea, una cosa está clara: la primera vacuna contra la COVID-19 romperá todos los registros posibles cuando se ponga en circulación y es la principal esperanza para volver a una sociedad global más estable en 2021.
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