Soy uno de los miles de colombianos que ha contado con la oportunidad de egresar de un programa de pregrado de la Universidad Nacional de Colombia. Cuando mi vida transitaba por los vaivenes de la incertidumbre, esta alma mater me abrió las puertas a pesar de mi pobreza. Durante mi estadía, me abrazó con toda bondad y, por fortuna, me lanzó con decisión a la conquista del mundo. Gratísimos recuerdos yacen perpetuos en mi corazón y nada de lo que allí sucede me es ajeno.
Por eso, he permanecido muy pendiente del proceso de elección del nuevo rector de la institución de educación superior pública más importante de Colombia. En esta ocasión, me encontré con la grata sorpresa de que el doctor Germán Albeiro Castaño Ramírez, ilustre académico de la región, presentara su aspiración a este digno cargo. Cuando lo abordé en los albores de su candidatura y escuché con atención su legítima aspiración, le pregunté si era consciente de la misión titánica en la que se quería meter. Me respondió que lo era y que, a pesar de los desafíos, no eran insuperables.
La Universidad Nacional tiene nueve sedes, ubicadas en Bogotá, Medellín, Manizales, Palmira, La Paz, Tumaco, Amazonas, Caribe y Orinoquía. Las dos primeras abarcan el 70% de la densidad poblacional en los diferentes estamentos: profesores, docentes, estudiantes y egresados. Históricamente ha sucedido que la dignidad de rector es cooptada por aspirantes de estas dos sedes, dado el tamaño de sus coberturas, y esto muestra la dimensión del objetivo que se propuso mi muy ponderado y amigo doctor Germán Albeiro. Su plan no obedece a una respuesta improvisada a la convocatoria, porque el servicio que le ha prestado a la educación de su país ha sido un compromiso de siempre, y uno de sus afanes permanentes ha sido avanzar en la reconstrucción de un nuevo modelo educativo y devolverle a su casa académica todo lo que ella ha hecho por su vida. Podría decir que es una deuda de gratitud que inaplazablemente aspira a dejar saldada, y qué mejor oportunidad que hacerlo desde la Rectoría, luego de años de servicio docente, de haber sido decano del programa de Administración de Empresas y de aportar toda su experiencia en la Vicerrectoría de sede, gestión que cumplió al lado del doctor Mantilla recibiendo una excelente calificación por sus resultados.
Germán Albeiro es hijo de esta tierra. Oriundo de Aranzazu, sus padres decidieron trasladarse a la capital buscando un mejor porvenir educativo para sus hijos. Nacido en una humilde cuna y fiel a su raza de origen, se ha hecho a pulso, como muchos de nosotros, y en esa brega por la vida se encontró con la escuela pública, donde aprendió las primeras letras. Inició sus estudios en la escuela Juan XXIII, luego perfiló su talla académica en el Instituto Universitario de Caldas y, finalmente, llegó a la Universidad Nacional para sellar con méritos su generosa y ponderada carrera universitaria.
Desde mediados de febrero y hasta el 12 de marzo, estuvo visitando todas las sedes de la Universidad, para llevar su mensaje programático y proponer su carta estratégica de compromiso y servicio tanto a la comunidad educativa como al país. En esta misma fecha, se llevó a cabo la consulta entre diez ilustres aspirantes a ocupar tan digna responsabilidad, y la gran noticia es que el doctor Germán Albeiro quedó entre los cinco aspirantes habilitados para continuar en el proceso. Esta es una gran noticia para él y su familia, para la sede de la Nacional en Manizales y el Instituto Universitario, para la ciudad y el departamento. Doctor Germán, usted no solo tiene todo mi reconocimiento, sino que es mi candidato para ser el próximo rector de la Nacho.