La desigualdad al servicio de la desigualdad

Señor director: 

El motor de la actividad política entre los populistas del tercer mundo es la denuncia de la desigualdad. Pero detrás de ella se esconden desigualdades que muchos denunciantes usan con perversa habilidad para ponerlas al servicio de cuestionables motivaciones personales: ambiciones económicas y de poder; narcisismos, megalomanías o soberbias; sed de venganza, odios etc. Así lo prueban declaraciones públicas de muchos de los líderes de estos denunciantes. El mapa político mundial también lo ilustra con figuras como Maduro, Trump, Ortega, AMLO, Putin, Kim Jong-un y otros muy cercanos a nosotros.

La denuncia tercermundista de la desigualdad distingue dos bandos. Uno conformado por grandes propietarios y ejecutivos, acusado de valerse de los gobiernos para concentrar privilegios. Este bando es el más desnudado y atacado. El otro bando es el de los denunciantes que, amparados en la nobilísima causa de la justicia social, responsabilizan al primero de todos los males habidos y por haber.

Los adalides de la lucha por la igualdad social, en particular los del segundo bando, que dicen ser los únicos legítimos portadores de la bandera de la justicia, la verdad y la corrección, están obligados por sus propias pretensiones a ser transparentemente coherentes en todas sus acciones. No pueden usar irresponsable y engañosamente las desigualdades que a ellos les favorecen. ¿De qué hablamos? En una sociedad desigual, el acceso al conocimiento científico, a las humanidades y al arte es también desigual. Siendo así, los profesores universitarios y del bachillerato no deben aprovecharse de la desigualdad en que se encuentran sus estudiantes para inducirlos a profesar ideologías que les hacen creer en mundos que no podrán existir en las condiciones objetivas del mundo real. Debemos soñar, sí, pero mejor si lo hacemos fundamentados en una sólida formación académica.

Un o una docente está en el derecho de ser simpatizante o, si se quiere, apasionado/a seguidor/a (o víctima) de una ideología; pero la responsabilidad social y profesional de su ejercicio le exige estar en condiciones de permitir que sus alumnos puedan diferenciar cuándo enseña desde el saber y las exigencias propias de la ciencia, de las humanidades o del arte, y cuándo lo hace desde sus subjetivas y tal vez caprichosas e irracionales inclinaciones ideológicas. Obviamente, para poder hacerlo, él o ella tendrán que saber diferenciar esas formas de conocimiento y ser decididamente autocríticos/as.

Jorge O. López Villa.

Dr. César Montoya Ocampo

In Memóriam

Señor director: 

Indiscutiblemente la nostalgia sigue vigente cuando ya pasaron cinco años, ante la ausencia de las páginas de LA PATRIA y de Eje XXI del distinguido hombre de leyes y escritor, César Montoya Ocampo fallecido el 3 de mayo de 2019. Leer sus columnas dejaba tareas perentorias para cumplirle a la permanente ilustración y al estudio de circunstancias sucedidas en Colombia y en el orbe, con sus pensadores y políticos de distinción: su pluma era mágica y sabia. En su legado de hombre estudioso e intelectual puro hay dos principios para la vida, que los ciudadanos no deberíamos olvidar, extractados de una de sus columnas, señeras por demás por su lenguaje Greco-Caldense:

  • “Vivir es contender con un sino desconocido, estar en el vaivén de circunstancias imprevistas, bordear abismos y con arrojo acaballarse sobre las olas de un mar picado”.
  • “Todos los fracasos son transitorios y la diaria resurrección para buscar el sendero de la tierra prometida hacen de la vida una noble epopeya”.

De recordar por siempre la respuesta a una pregunta del periodista Evelio Giraldo Ospina, fallecido el 29 agosto del 2022: ¿Usted qué hace ahora? “Existo. Me autojubilé. Soy pobre pero nada me falta. Le aseguro que Luis Carlos Sarmiento no vive mejor que yo. No vivo pendiente de la bolsa, me importa un pito el valor del petróleo, no sufro por los veranos o los inviernos. Me volví un hombre elemental. Leo ocho horas diarias, escribo pendejadas, políticamente acompañaré a Ómar Yepes hasta la muerte. Y lo demás…, lo demás es la voluntad de Dios”.

Para mí es grato revivir la nota que le envié en el año 2018, cuando intensos y desubicados lo maltrataron feamente:

Realmente el ilustre Dr. César Montoya Ocampo es mayúsculo en su lenguaje. Superlativo como nadie. Con él se comprueba diáfanamente que “en el principio fue el verbo ...”. Es de esperar que los maestros de literatura, historia y filosofía compartan con su alumnado sus valiosas páginas. Las deben diseccionar.

Rogelio Vallejo Obando

 

Las  equivocaciones del presidente Petro

Señor director: 

La principal y primera equivocación  del presidente es no cumplir a cabalidad lo que ordena la Constitución Política de Colombia, tal y como juró, aceptó y prometió ejecutar el día de su posesión. Además continuamente rechaza y critica las decisiones de las cortes. Otra equivocación de Gustavo Petro es sobre la convocatoria de una constituyente, sin cumplir los pasos para este procedimiento, tal y como lo señala la Carta Magna. El mandatario tiene la obsesión del golpe blando y esa situación, en realidad, no existe. El verdadero golpe lo está gestando él con la cantidad de equívocos en sus decisiones. Otros errores garrafales son los numerosos hechos de inmoralidad administrativa, la cantidad excesiva de gastos suntuarios; el fracaso, hasta ahora, del proceso de paz con los diferentes grupos de la guerrilla. Sus planteamientos en general contribuyen a la estigmatización que tanto daño está haciendo en todo el país. También se equivoca en su proyecto de modificar la “regla fiscal” que procura asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas, de tal forma que no se supere el límite de deuda. Se cierra esta serie de equivocaciones del presidente, Gustavo Petro, con la falta absoluta de experiencia y que su proyecto de un Gobierno de cambio no se ve por ninguna parte.

Jorge Giraldo Acevedo

La CREG y la ley de Servicios Públicos

Señor director: 

En días pasados, el Consejo de Estado le ordenó al presidente, Gustavo Petro, que nombrara en propiedad a los seis comisionados de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg). Este fallo, que ratificó la sentencia del Tribunal de Cundinamarca, había sido impugnado por el Dapre. Sin embargo, ahora quedó en firme y el Gobierno debe acatarla. De esta manera se espera ponerle fin a la interinidad, que ha sido perjudicial para la entidad y el sector.

Y es que no podemos olvidar que la CREG no sólo regula las tarifas, sino que también permite que el mercado sea competitivo. En caso contrario los servicios públicos tendrían oscilaciones de precio que los usuarios no podrían pagar. Infortunadamente, esa interinidad ha retrasado decisiones y acciones técnicas, que son  vitales en materia energética.

En efecto, la Procuraduría General también había advertido el impacto por la falta de nombramientos en propiedad, ya que esto evidenciaba una descoordinación institucional y ponía en riesgo la política pública energética. Incluso señaló que la CREG había sesionado menos veces, que en años anteriores. A esta voz se sumó la Anif. Este importante centro de estudios señaló que en los dos últimos años se habían reducido las resoluciones emitidas por la CREG. De 136 resoluciones, en 2021, se pasó a 70 en 2023.

Pero esto no es lo único que preocupa. Con la intención del Gobierno de radicar la Ley de Servicios Públicos es importante que haya claridad en materia regulatoria; porque ninguna reforma al régimen de los servicios públicos se puede hacer sin esta garantía.

En consecuencia, Andesco lanzó una alerta porque en dicha ley el presidente de la República pasaría a ser el directo regulador, lo cual perjudicaría la prestación de servicios públicos. Es decir, las decisiones técnicas de las comisiones se reemplazarían por prioridades políticas, lo cual generaría inseguridad jurídica y desestimularía la inversión.

La regulación requiere de técnicos que analicen los impactos en la cadena de valor; así como la formulación de los cambios tarifarios de acuerdo con el mercado y en condiciones controladas. Con esta claridad, los entes reguladores deben ser independientes a las presiones del Gobierno y a los intereses de la industria. La prioridad es que se pueda generar seguridad, confianza e inversión, en beneficio de los ciudadanos y el sistema productivo del país.

Ingrid Sogamoso Alfonso, representante a la Cámara por Boyacá

El primer explorador fue africano
Señor director: 

El ‘negro Estevanillo’ es el primer explorador del oeste de lo que ahora es EE.UU., antes que Francisco Vázquez de Coronado al que la historia acredita el hecho. Nace alrededor de 1500 y vive en Azemmour (Marruecos) de 1513 a 1514. Estevanillo fue vendido como esclavo en África al explorador español Andrés Dorantes de Carranza que lo lleva en la expedición de Pánfilo de Narváez, que naufraga en las costas de La Florida en 1528. De 300 hombres sobreviven Estevanillo, Dorantes de Carranza, Cabeza de Vaca y Alonso de Castillo.
Los cuatro luego son cautivos ocho años de los indios Pananarivo, costa del Golfo de México, y sobreviven gracias a los conocimientos médicos y magia curandera de Cabeza de Vaca. Siguen el curso del Río Grande y encuentran indios cazadores de bisontes con los que conviven. Oyen de la posible existencia de ciudades del oro más al norte. En el río Sinaloa se encuentran con unos españoles cazadores de esclavos que les señalan el camino a Culiacán… y ciudad de México a la que llegan en 1536 para impresionar con su inverosímil aventura.
Enterado de las posibles ciudades de oro, el virrey, Antonio de Mendoza, apronta una expedición de la que rehúsan ser guía los españoles que trajeron la noticia. Pero venden a Estevanillo al Virrey que lo utiliza como guía de la futura exploración y en 1539, Estevanillo guía al religioso y explorador, Fray Marcos de Nisa, en pos de las mentadas “ciudades de oro”. Salen el 7 de marzo de 1539 para adentrarse en territorio de lo que hoy es Arizona y Nuevo México.
A mediados de mayo se acercan a las Montañas Blancas de Arizona, cuando Marcos recibe el mensaje de que Estevanillo había sido ultimado por los indios Pueblo cerca de lo que hoy es Zuni, Nuevo México. Lo mataron por haber utilizado con piedras una vasija que a los indios curanderos servía de sonajera sagrada. Al enterarse, Fray Marcos regresa a México y, basado en lo de Estevanillo, dice al virrey que era muy probable que las mentadas ciudades de oro existiesen al norte de lo explorado.
El explorador Francisco Vázquez de Coronado emprende la gran expedición del norte un año más tarde que no produce oro, pero sí gran conocimiento de la geografía y la gente del suroeste de lo que ahora es EE.UU.
Pero es Estevanillo el que entró primero en esos territorios y habló de “ciudades de oro” que a él interesaba seguir buscando porque en la aventura de la búsqueda seguramente encontraba lo más precioso del ser humano: la libertad de acción, expresión, aventura y placer que la esclavitud le había negado en la civilización europeo-religiosa.
Jorge V. Ordenes-Lavadenz

No es una novedad, Mancuso nombrado por Petro como gestor de paz
Señor director: 

¿Cuál es la novedad de nombrar a una persona al margen de la ley cómo gestora de paz? Ninguna. En su momento, el ahora expresidente Álvaro Uribe Vélez lo hizo con los temibles: Rodrigo Granda Escobar, alias Ricardo Téllez, conocido como el canciller de las Farc-Ep, y con Elda Neys Mosquera García, alias Karina, la temible desertora de las Farc.
En este 2024 el presidente Gustavo Petro nombró a Salvatore Mancuso , exparamilitar -quien pagó 16 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico-, también como gestor de paz. No hay diferencia alguna, quien sigue preso en la cárcel La Picota de Bogotá. Mancuso aún no ha pagado por sus crímenes como paramilitar en Colombia. La JEP (Justicia Especial para la Paz) tendrá la última palabra.
Helena Manrique Romero

El desorden público está en la agenda del día
Señor director: 

Cuando se ve a esa serie fatídica de desalmados destruyendo patrimonio público y privado, acabando con todo lo que encuentran a su paso, piensa uno que fuerzas muy oscuras están infiltrándose en las manifestaciones para provocar caos.
Se entiende que los que le están causando graves daños al sistema de transporte público: Transmilenio, son delincuentes terroristas. Se impone un serio y drástico plan de seguridad en Bogotá. El alcalde debe llenarse de valor cívico y democrático, para parar en seco a los bárbaros, que le hacen tanto daño al patrimonio público, afectando gravemente el bienestar de las familias.
Al observar esta marea terrorista me viene a la mente sentencia, del distinguido economista y líder cívico del Valle del Cauca, Alfredo Carvajal Sinisterra: “Acordémonos que el mayor problema no es la gente que alberga el mal en su corazón, sino la gente que por miedo, falta de carácter, o por pura ingenuidad, deja que ellos triunfen”.
Los estados tienen que ser pragmáticos en la neutralización de los diferentes tipos de violencia, porque en el fondo todas hacen invivibles las repúblicas, a las que hay que defender sus democracias. A los exaltados violentos hay que aplicarles la ley, porque la Constitución tiene que ser respetada. El artículo 95 constitucional no puede seguir estando de bonito. Hay que hacerlo cumplir a rajatabla.
“La violencia no puede ser el mecanismo de resolución de los problemas y tensiones sociales. Y lo que es más importante, no podemos dejar que la violencia rompa los lazos de confianza y tejido social. Esto sería un daño sociológico de mucho calado, que nos puede llevar a abismos muy complicados y aún a situaciones de muy difícil retorno. Por ello, hay que ser muy claros sobre el rechazo de la violencia, y no caer en el timo de cabalgar en sus trampas mortales.
Muy importante que tengamos un horizonte común de sociedad, pues nos da una clave de lectura de trabajo común, y eso fue precisamente lo que hizo la Constitución del 91, como Carta de derechos, pero no debemos olvidar también la otra cara, la de los deberes”: como con excelencia y sabiduría lo expresó Luis Felipe Gómez Restrepo en su columna de LA PATRIA 03/05/2021.
Finalizo la Nota Cívica reiterando que los estados tienen que ser pragmáticos en la neutralización de los diferentes tipos de violencia, porque en el fondo todas hacen invivibles las repúblicas. 
Rogelio Vallejo Obando


La restauración de la juventud
Señor director: 

En la época que estamos viviendo, con la pérdida de valores, es imperativo que el Estado implemente programas pedagógicos que conlleven a fortalecer las familias como el núcleo central de la sociedad. Se debe crear conciencia de la responsabilidad tan grande que es procrear hijos, pues la descomposición social es producto de los hogares descompuestos y destruidos, en los que miles de jóvenes no tienen una formación integral que les permita enfrentarse a los compromisos y desafíos durante su vida.
A los colegios tienen que regresar materias tan importantes como urbanidad, cívica, comportamiento y salud, religión, ética, y una nueva, a mi consideración, que sería autoestima. Los valores que nos enseñaron fueron los pilares trascendentales que nos permitieron escalar, lográndonos ubicar como personas de bien.
No interesa la condición social que se tenga, ni el nivel económico, ni la raza, ni el credo; como tampoco el arte, profesión u oficio. Hay que fortalecer la autoestima en los jóvenes, apoyarlos en sus metas y sueños, como también en la obediencia y el respeto por sus padres, maestros y sus semejantes. Hacer que tengan mayor sentido de pertenencia y amor  propio y por lo que hacen, hacerles saber que son imprescindibles para el mañana, que su vida y su presencia es valiosa.
Álvaro Alzate Ussma

Instituciones en riesgo
Señor director:

Y ahora sale el presidente Petro, en otro discurso veintejuliero, con la tesis de que hay que reformar completamente la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, porque está mal desde el comienzo.
No señor Petro, anote antes quiénes fueron los tres primeros directores y puede usted verificar cómo fue manejada la entidad, con calidad de servicio y honestidad.
No será mas bien que la politización y los males consiguientes vinieron después, cuando su actual ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, fue director de la UNGRD.
Pablo Medina Jaramillo


La libertad
Señor director: 

“Qué es la libertad”, así intituló María Leonor Velásquez Arango su columna del 8 de mayo, de notable contenido.
Ese título me trajo a la mente el estudio de la Filosofía. Esta materia fue definida por un gracioso como “la ciencia con la cual o sin la cual todo queda tal cual”.
San Agustín, “el mayor sembrador de ideas en el cristianismo” (según un fraile agustino), genio del pensamiento, doctor de la Iglesia, distingue entre libre albedrío (liberum arbitrium) y libertad propiamente dicha (libertas). El libre albedrío es la capacidad de elegir el bien, de escoger entre bienes; no hay libre albedrío para elegir el mal, pues eso no sería libertad sino libertinaje, defecto de la libertad, falta de libertad, carencia de libre albedrío.
La “libertas” es libertad en cuanto liberación: liberarse para realizarse. Se compone de un elemento negativo, romper las cadenas, las ataduras del pecado y de los vicios; y de un elemento positivo, la realización de la existencia auténtica, ser lo que se debe ser, llegar a ser en plenitud y perfección.
Lo del libre albedrío es doctrina aristotélica; lo de liberación es enseñanza platónica. La libertad en general es una propiedad de la voluntad, es la voluntad la que es libre.
En 1969, viajando a bordo de un bus de Expreso Palmira por el valle geográfico del río Cauca (jardín de América, paraíso terrenal), este servidor se devanaba los sesos tratando de comprender la idea de libertad. De pronto, se encendió un bombillo en su cerebro y recordó que el pensador y escritor español del siglo XX don José Ortega y Gasset acuñó la famosa frase “Yo soy yo y mi circunstancia”. Al instante el concepto de libertad se hizo clarísimo: la libertad es el poder de asumir personalmente la ineludible circunstancia.
Atentamente,
Observador católico
 

Aclaración sobre el Festival Mono Núñez
Señor director:

En los festivales de Música Andina Colombiana se ha establecido una categoría especial, llamada Canción Inédita, con la importante intención de fomentar la producción de nuevas canciones e incentivar a autores y compositores a producirlas. Por ello, en los concursos se premia, no a los intérpretes que “defienden” las obras, sino a los autores mismos.
En su edición del 3 de junio se mencionan como ganadores de la obra inédita vocal al Dueto Renaceres, excelentes artistas que presentaron la composición Paisaje Campesinero, obra de Ana María Naranjo quien fue la verdadera galardonada. Mis buenos amigos Marco Fidel y Carlos Andrés, quienes han acumulado con sus interpretaciones todos los premios posibles, sabrán comprender y compartir el sentido de esta aclaración.
Un galardón más que podemos exhibir como nuestro es “Ruth, Véee..”, obra inédita instrumental ganadora en su categoría, compuesta por el manizaleño Germán Darío Pérez, como un homenaje a la gran pianista bugueña Ruth Marulanda.
Pablo Medina Jaramillo

La gratitud
Señor director:

De las cosas que más llenan el alma es la gratitud, la cual consiste en apreciar los aspectos no materialistas y la voluntad de reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional. Podemos identificar dos tipos de gratitud: la personal y la social. La primera es la emoción resultante de la conciencia y apreciación de lo que es significativo y valioso para uno mismo. Esto puede expresarse como la sensación de que “hay mucho en la vida qué agradecer”.
Practicar la gratitud durante períodos de estrés o dificultad puede ayudarnos a ser más resilientes. En lugar de dejarse consumir por las dificultades, la gratitud ayuda a centrarse. La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá. La experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de varias religiones del mundo, y ha sido tratada de forma extensa por filósofos de la moral como Adam Smith.
Es nuestro deber ser agradecidos, lo cual genera un inmenso regocijo, no solo para quien lo es, sino para el que recibe el reconocimiento fomentando el bienestar interior. 
La ingratitud es la parte opuesta a dicho valor, alimenta la desconfianza, la desidia, el desaliento, el desconcierto y el descontento.
Álvaro Alzate Ussma.

Las dos colombias 
Señor director:

Es cierto que la ideología nos hace diferentes de los demás, es cierto que ser diferentes  nos hace que actuemos con independencia para no parecernos a los demás. Es un privilegio pensar para tener conceptos que enriquecen nuestro discurrir por un camino que plantea muchas posibilidades y motivaciones. Todo este esquema de doctrinas hacen que aparezca el concepto de libertad que conduce  a actuar con independencia, a veces con ortodoxia, a veces con heterodoxia. 
El mundo de los humanos es intrincado y a veces tan complejo que nos perdemos en la mañana de nuestros propios conceptos y hasta contradicciones.
Esta forma de pensar y de actuar, diferente y disímil, conduce a la aparición de conflictos que se convierten en obstáculos para avanzar unidos pensando en grandes proyectos que armonicen la vida de las contradicciones, no siempre en el marco de la lógica y la sindéresis. Los valores superiores quedan diluidos cuando hay choques de fuerzas irreconciliables para destruirse como fruto del sectarismo por conveniencia, ignorando la importancia de conciliar para gobernar sin que se pierda la esencia ideológica y filosófica como identidad de principios y doctrinas, que son los pilares de los llamados partidos políticos. 
Tal es el caso aberrante de acontecimientos en nuestro país, en los que invocando la  majestad de la democracia, surgen fuerzas que alimentadas por el sectarismo y las ansias voraces de poder, se creen los dueños de la verdad y la justicia, divididos con el calificativo de derecha e izquierda, cada facción reclamando su legitimidad democrática con aureola de santos no canonizados, porque se consideran los mejores. 
Surge así el fenómeno de la polarización, tal vez sin mucha razón ni credibilidad, para aplicar el viejo aforismo “divide y reinarás”, que contradice otro condensado de la sabiduría popular: “la unión hace la fuerza”. 
Todo parece indicar que quienes disfrutan del poder con cierto canibalismo, antropofagia y filibusterismo no han leído la historia para concluir que la democracia cobija a unos y otros así sea en la disquisición como norma de convivencia basada en acuerdos mínimos, buscando sin sectarismos el bienestar general. 
La polarización política e ideológica, necesariamente es partidista y sectaria, en la cual los que ganan son los más astutos y sagaces para manipular masas de ingenuos que, sin consciencia y nadando en la ignorancia política, son presa fácil de los zamuros oportunistas que aprovechan esta debilidad para apropiarse de: “en rio revuelto, ganancia de pescadores”.
Así planteada la contradicción debemos recurrir a la sabiduría salomónica para partir a  Colombia en dos mitades: la derecha y la izquierda, con dos presidentes de acuerdo a la  estructura ideológica con lo cual habría, con seguridad, armonía y convivencia social. 
Pero…, como este planteamiento es fruto del imaginario y la virtualidad, no queda otro camino que apelar a una buena educación que empiece a sembrar semillas que renueven el interior del ser humano con visión de futuro, con maestros emprendedores, con una formación y vocación que les permita formar ciudadanos en una Colombia connivente, tolerante, armoniosa y en paz.
Elceario de J. Arias Aristizábal  
 

El desorden público está en la agenda del día
Señor director:

Cuando se ve a esa serie fatídica de desalmados destruyendo patrimonio público y privado, acabando con todo lo que encuentran a su paso, piensa uno que fuerzas muy oscuras están infiltrándose en las manifestaciones para provocar caos. Se entiende que los que le están causando graves daños al sistema de transporte público Transmilenio son delincuentes terroristas. 
Se impone un serio y drástico plan de seguridad en Bogotá. El alcalde debe llenarse de valor cívico y democrático para parar en seco a los bárbaros que le hacen tanto daño al patrimonio público, afectando gravemente el bienestar de las familias.
Al observar esta marea terrorista me viene a la mente sentencia del distinguido economista y líder cívico del Valle del Cauca Alfredo Carvajal Sinisterra: “Acordémonos que el mayor problema no es la gente que alberga el mal en su corazón, sino la gente que por miedo, falta de carácter, o por pura ingenuidad, deja que ellos triunfen”.
Los estados tienen que ser pragmáticos en la neutralización de los diferentes tipos de violencia, porque en el fondo todas hacen invivibles las repúblicas, a las que hay que defenderles sus democracias. A los exaltados violentos hay que aplicarles la ley, porque la Constitución tiene que ser respetada. El artículo 95 constitucional no puede seguir estando de bonito. Hay que hacerlo cumplir a rajatabla.
“La violencia no puede ser el mecanismo de resolución de los problemas y tensiones sociales. Y lo que es más importante, no podemos dejar que la violencia rompa los lazos de confianza y tejido social. Esto sería un daño sociológico de mucho calado, que nos puede hacer llevar a abismos muy complicados y aún a situaciones de muy difícil retorno. Por ello, hay que ser muy claros sobre el rechazo de la violencia, y no caer en el timo de cabalgar en sus trampas mortales. Muy importante que tengamos un horizonte común de sociedad, pues nos da una clave de lectura, de trabajo común, y eso fue precisamente lo que hizo la Constitución del 91, como Carta de derechos, pero no debemos olvidar también la otra cara, la de los deberes”: como con excelencia y sabiduría lo expresó Luis Felipe Gómez Restrepo en su columna LA PATRIA 03/05/2021.
Finalizo la NOTA CÍVICA reiterando que, los estados tienen que ser pragmáticos en la neutralización de los diferentes tipos de violencia, porque en el fondo todas hacen invivibles las repúblicas.
Rogelio Vallejo Obando

Cavilaciones de Perogrullo
Señor director:

Han transcurrido varias semanas desde la muerte de Hernando Salazar Patiño, quien en varias oportunidades fue columnista de La Patria, además de director del suplemento literario y, años atrás, de la sección editorial “Cosas que pasan”. Con mucho pesar debí poner una cruz más en nuestro mosaico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Caldas que proclama una promoción de la cual, con la partida de Hernando, sólo quedamos cinco sobrevivientes.
Varios artículos, en diferentes publicaciones, le han dado justa valoración a lo que representa, para nuestro medio, la desaparición del inquieto pensador y profundo mentor literario. Una que otra de esas glosas han sido pródigas en la aplicación de adjetivos y ditirambos que hacen un tanto difusa la real semblanza del escritor. Otras, con autoría de quienes fueron más cercanos a su pensamiento y usufructuaron el magnetismo de su palabra, han logrado hacer un retrato asaz aproximado de su real y polifacética personalidad.
En la revista digital Eje 21, el abogado y catedrático, además de librero y escritor, Pablo Felipe Arango Tobón, hizo uno de los panegíricos que mejor describen la fisonomía de Hernando Salazar como intelectual y como crítico. Elegante en el estilo, cualidad que es parte de su esencia vital, Pablo Felipe hace en su escrito una apología del amigo desaparecido, destacando su independencia de carácter, la profundidad de su sapiencia literaria, su acendrado amor por la ciudad, su depurado arte en el manejo de la palabra escrita y de la expresión oral. El autor, al establecer un parangón entre el escritor y quienes despliegan su actividad intelectual en nuestro medio, se conduele de que no haya nadie digno de ocupar el sitial que él deja vacío. Afirma Pablo Felipe que “Ahora quedamos solos en manos de los mediocres, de los sobalomos, de los insípidos, peor aún, de los insensibles”.
Es comprensible la desolación que causa entre los amigos la partida de Hernando. Y es profundo el vacío en el entorno cultural, ya que fungía como uno de sus ejes. Tanto es así, que su impronta quedó marcada en quienes lo leyeron o escucharon. Nos quedan sus libros, sus artículos, sus ensayos, sus conferencias. Y su cátedra. Ésto, más que otra cosa. La clase, la cátedra, la enseñanza, que eran su pasión. Hernando era un universitario integral. Valga como ejemplo de esa huella, el testimonio sentido y hermoso de uno de sus alumnos, Esteban Escobar Pérez, en la misa de sus exequias.
Hernando Salazar Patiño fue, sin duda, uno de los personeros de la intelectualidad caldense de los últimos cincuenta años. Y hablo de Caldas, porque tanto en el departamento como en Manizales, surgieron en el último medio siglo, atributo natural que ha sido tradición desde que somos entidad territorial, filósofos, escritores, historiadores, cuentistas, ensayistas, cronistas, poetas y críticos literarios que bien podrían personificar al departamento en cualquier escenario nacional. Sin embargo, son pocos los que, a ese nivel, en la actualidad, han tenido una trascendencia notoria. 
Algunos, como Mauricio Garcia Villegas, para citar un solo ejemplo, lo han logrado porque, además de su cultivada preparación, manifiesto talento y agudeza mental, han desarrollado su actividad intelectual en ambientes sociales y medios impresos de circulación nacional desde Bogotá. Él, como su antepasado Silvio Villegas, para poner también un solo ejemplo de quienes trascendieron en las generaciones anteriores, es reconocido, leído y citado en el extenso ambiente cultural del país. Ineludible, de elemental justicia, en este orden de excepciones, es hacer referencia al magisterio que a través de la revista Aleph, ejerce el profesor Carlos Enrique Ruiz Restrepo desde hace más de cincuenta años, en Manizales, con cobertura nacional.
Los escritores e historiadores caldenses, Salazar Patiño entre ellos, han desempeñado una labor cultural y pedagógica en un medio en el que, por absurdas políticas del Ministerio de Educación en los últimos decenios, la Literatura y la Historia han sido desplazadas del pénsum y los programas de las instituciones educativas.
Paz en la tumba de mi compañero de estudio, Hernando Salazar Patiño.
Rodrigo Ramírez González.