GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Si algo debe tener un crucigramista es nalgas resistentes para permanecer sentado muchas horas al día y tolerancia a la soledad y al encierro, pues es un oficio sedentario en que no se interactúa con personas, sino con diccionarios, enciclopedias, libros, periódicos, radio e internet.
Eso lo tiene claro Iván Olarte Casallas, quien de sus 61 años ha dedicado 30 a entretener a los colombianos con sus crucigramas. Gracias a su trabajo posee un amplio vocabulario, además permanece bien informado, porque, según él, hay que saber de todo para elaborar buenos temas, efectuar el llenado de las palabras clave y redactar las pistas.
Reconoce que no tiene sentido del humor como sí lo tenía Frailejón, quien creó con el gracejo y la chispa, propias de los cachacos, un estilo, según Iván, muy mal imitado por la mayoría de los redactores de crucigramas en Colombia. "Tanto, que uno encuentra en los periódicos y revistas crucigramas con pistas tan singulares que parecen redactadas por esquizofrénicos, pues solo ellos saben qué preguntaron y cuál es la disparatada respuesta".
Lo del humor lo resuelve apuntando lo que oye de la gente en su habla coloquial como fechorías lingüísticas, adivinanzas, refranes, gracejos, chistes, definiciones jocosas y curiosidades.
A partir de mañana los lectores de LA PATRIA disfrutarán de los crucigramas de Iván, quien fue el responsable de elaborarlos para El Espacio durante tres décadas. Muchos lectores dicen que ese crucigrama era la excusa perfecta para comprar el periódico sin pudor y poder ver la mona torsidesnuda y voluptuosa que adornaba los chismes de Juan sin Miedo. Ahora se podrá disfrutar de ellos todos los domingos en El periódico de casa.
Su inicio
-¿Cómo comenzó a hacer crucigramas?
Como dice el neurólogo Rodolfo Llinás, los logros de la vida dependen mucho de la suerte; me convertí en crucigramista porque mi hermano mayor, que laboraba en El Espacio, como fotomecánico, fue convencido para convertirse en esquirol y como parte del acuerdo, por su traición al sindicato, solicitó que le dejaran elaborar los crucigramas y las sopas de letras. Comencé siendo su ayudante y cuando él se fue a trabajar a Vanguardia Liberal heredé el trabajo y vinculé como colaborador a Alcides, uno de los gemelos que nacieron después de mí. Con los crucigramas, Alcides y yo tuvimos para los buses y para otras cosas necesarias como estudiantes.
-¿En qué momento los crucigramas se volvieron su trabajo?
Cuando culminé mis estudios universitarios decidí poner punto final a mi vida de crucigramista, pero me llamaron de El Espacio para diseñar una página de pasatiempos con frecuencia semanal, se me prendió el bombillo, "insight" como dicen los psicólogos, y nació el Espaciograma. Fue una labor titánica porque tenía que dibujar el casillero y escribir las definiciones a mano con un rapidógrafo 0,5 mm que descubrí en la papelería de la universidad; antes de escribir una definición, me tocaba inhalar profundamente y contener la respiración para mantener el pulso firme y que las minúsculas letras resultaran legibles. También debí abandonar mi afición por el levantamiento de pesas porque los trabajos de fuerza me afectaban la motricidad fina y por ende la escritura.
-¿En qué momento terminó siendo más crucigramista y menos psicólogo?
Un día tuve un problema dental que me impidió elaborar el crucigrama. Al día siguiente me llamó Alberto Uribe, jefe de redacción, y me dijo que me forrara el diente en oro, porque al no salir el crucigrama, la venta bajó y los lectores se quejaron por su ausencia. En consecuencia, el Espaciograma fue aumentado de frecuencia y de tamaño, y de precio. De ahí en adelante, fueron 30 años de intenso trabajo. Debo agradecer inmensamente a muchas personas que me colaboraron en ese tránsito, entre ellos Daniel Romero, jefe de fotomecánica, quien al verme cada día dibujando el casillero, hizo uno y le hizo 100 copias en papel esmaltado, que podía raspar con una cuchilla cuando cometía algún error, también a mi gran aliado, mi hermano Alcides, y a María T., mi esposa.
-¿Por qué decidió permanecer en El Espacio?
Cuando se comenzó a atribuir que parte del éxito de El Espacio eran los crucigramas, recibí ofertas de varios medios, entre ellos El Tiempo, Semana, El Espectador y la Agencia de Prensa AP, que quería un crucigrama para distribuirlo por toda América Latina, como se hace con las tiras cómicas. A todas les dije que no, me parecía desleal con El Espacio. En aquella época el crucigrama se hacía de manera artesanal, dado que los computadores eran costosos y no existían los programas de edición, y esta labor, tan dispendiosa, no dejaba tiempo para nada más, además era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. Estos medios no dependían de la circulación y el crucigrama no tenía la importancia que tenía para El Espacio y por ello la perspectiva me pareció menos favorable en esos medios.
-¿Cómo fue la evolución de la elaboración de los crucigramas?
Hacia 1989 llegaron a Colombia los programas de edición de periódicos, entre ellos el Page Maker, en el que encontré una utilidad de tabla que me permitía diseñar y redactar el crucigrama, pero no lo pude usar porque solo existían las impresoras de matriz de punto y el tamaño de sus textos era muy grande y de baja resolución y la impresión resultaba ilegible, además, en aquellos tiempos El Espacio se armaba con el método de escribir los textos y armarlos sobre una pauta encerada y no había forma de transferir el archivo del computador al aparato de composición. Con la invención de las impresoras de inyección de tinta pude imprimir el arte final del crucigrama y llevarlo al periódico para que le realizaran el ‘copy’ y le pegaran las fotografías. Curiosamente, al principio, a los lectores no les gustó y solicitaban que volviera al crucigrama diagramado y escrito a mano; menos mal, pronto se adaptaron y no siguieron protestando. Esto me permitió reducir el tiempo de trabajo y emplearlo en mejorar el contenido.
- Después del cierre de El Espacio, ¿en qué otros periódicos ha trabajado?
El 1 de marzo del 2014 recomencé mi habitual labor de redactor de crucigramas con el diario Mío, pero cinco meses y medio después, de manera sorpresiva, me enteré por La Luciérnaga, que el diario saldría de circulación el 16 de agosto. A partir de mañana, gracias al doctor Nicolás Restrepo, podré continuar siendo redactor de crucigramas en LA PATRIA.
-¿Cómo describe sus crucigramas?
Son temáticos y tienen dos tipos de preguntas: icónicas, que son ilustraciones referentes a las palabras clave del tema y que inducen la respuesta, y verbales, que son las palabras con que se rellena la cuadrícula o grilla del crucigrama.
-¿Cómo es el proceso de elaboración?
Lo primero es elegir el tema, ¡ojalá! de actualidad o de interés para el lector; investigo, selecciono las palabras clave del tema y las fotografías o ilustraciones que servirán de orientadoras para acertar cada una de estas palabras. A su vez, selecciono otras palabras o frases relacionadas con el tema o que lo complementan. Hecho esto, procedo a la dispendiosa labor de ensamblar estas palabras principales en la cuadrícula. A continuación, ensamblo palabras de mi colección de “fechorías lingüísticas” y completo el llenado con palabras a que me obliga la estructura inicial del crucigrama. Luego, paso a la fase más importante del crucigrama: la redacción de las pistas o preguntas, porque el 50% de la respuesta depende de la manera que se formule la pregunta. La penúltima parte es el control de calidad: leer y releer las pistas y sus respuestas para corregir yerros ortográficos y los gazapos que por falta de atención o fuente equivocada pudiera haber cometido.
-¿Cómo describiría esa labor?
Es como el tejido de croché, si se omite o se hace mal una puntada el tejido quedará mal y la única solución es desbaratar y volver a tejer. Igualmente, si ubico mal una palabra, pueden quedar zonas del crucigrama sin solución y toca desbaratar lo hecho y recomenzar una y otra vez; como Penélope, tejiendo su velo nupcial o Amaranta Buendía, tejiendo su mortaja. A propósito de esto, ¿no le parece que Gabo plagió al ciego Homero?
-¿Cuáles son los crucigramas que les gustan a los lectores?
30 años de ensayo y error me permiten afirmar que los crucigramas favoritos de los lectores son los de formato grande, temáticos, ilustrados, intradefinidos y bien definidos. En cuanto a la temática, atraen los de actualidad, como farándula y deportes, o que versen sobre aspectos útiles como salud.
-¿Qué deben esperar los lectores de LA PATRIA de sus crucigramas?
Mi esfuerzo constante para que el crucigrama sea el mejor de Colombia; que sea un pasatiempo que, además de procurar entretenimiento, posibilite el incremento de su conocimiento en áreas específicas; que los temas, el nivel de dificultad, las palabras y el estilo de las preguntas sean de su agrado; que sea un gimnasio mental para prevenir el mal de alzheimer y otros deterioros cognoscitivos, según lo aseveran diversos estudios neuropsicológicos.
Iván Olarte Casallas cumple 62 años el próximo 6 de diciembre. Es bogotano, pero culturalmente se siente boyacense de tierra caliente. Su familia vivió en Moniquirá (Boyacá) hasta cuando la violencia política de los años 50 los desplazó hacia la capital del país. Creció en Engativá, se educó gracias a la educación pública, por ello le tiene mucha gratitud al Partido Liberal, además es egresado del Colegio Jorge Eliécer Gaitán. Estudió Psicología en la Universidad Nacional. Tras muchas pedreas, estudiantes muertos, policías heridos, instalaciones destruidas y prolongados cierres, terminó materias en 1982, en pleno Mundial de España, pero, como consiguió empleo en El Espacio, apenas se graduó en 1986, durante el Mundial de México. Su tesis la financió Coldeportes porque versaba sobre Psicología aplicada al deporte y recibió calificación de meritoria.
“Hay que tener una actitud estoica a toda prueba, para afrontar la crítica y quejas de los lectores y tomar atenta nota de ellas, para hacer cada día un mejor crucigrama”.
Además de un crucigrama de doble página todos los domingos, elaborado por Iván Olarte, de lunes a sábado LA PATRIA publicará desde el próximo lunes uno de media página que elaborará nuestro tradicional y confiable crucigramista, Carlos Eduardo Orozco. Es un reconocimiento a los fieles hacedores de crucigramas que tan pendientes mantienen de El periódico de casa.
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