Cuando la gente la ve, inconscientemente piensa en Café con aroma de mujer. Se ríe contando que todavía en la calle le dicen Carmenza o mamá de Gaviota. De Manizales, ciudad donde nació y de la que se fue hace 39 años, no extraña nada, seguramente por la forma en que salió. Cuando Constanza Duque decidió que quería ser actriz, su familia, sus amigos y hasta sus vecinos se opusieron.
"Recuerdo que al graduarme del Santa Inés entré a estudiar artes plásticas a Bellas Artes, después dibujo arquitectónico y pintura, pero conocí la actuación gracias al Festival Internacional de Teatro y sentí que eso era lo mío". Y cómo no, si en la capital de Caldas conoció a Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias y Jerzy Grotowski, figuras internacionales de la literatura y el teatro.
Se inscribió en un taller que ofrecía el Festival con un director argentino, y gracias a eso entendió que su vida estaba en las tablas. Cumplió 21 años y se fue a estudiar pintura a México, luego viajó como mochilera a Europa. Regresó a Colombia, se radicó en Bogotá e ingresó a la Escuela Nacional de Arte Dramático, que dirigía Santiago García, director de La Candelaria.
Hacía tres años que no venía a Manizales. La última vez fue para presentarse con una obra titulada La Gallina Ciega. Hace ocho días volvió con el espectáculo Terapia para el fin del mundo, monólogo que decidió estrenar en la ciudad porque aquí nació y la puesta en escena, en muchas partes, es autobiográfica.
Ahora promociona la película Sofía y el terco, que se estrenó este fin de semana en el país y grabó en julio del año pasado con la española Carmen Maura, premio Palma de Oro en Cannes, y el colombiano Gustavo Angarita. El largometraje ganó este año en el 52 Festival Internacional de Cine de Cartagena el Premio especial del jurado en Colombia al 100, categoría en la que competía con 12 largometrajes más. Según ella, es una película que se sale del naturalismo del cine. En Manizales aún no está en la carteleras de cine.
Con la terquedad
-¿Cómo describe a Sofía y el terco?
Es una película sin pretensiones, de bajo presupuesto; una historia simple, pero muy poética. El director, Andrés Burgos, tiene una manera de narrar muy especial porque son muchos silencios y un pero del cine nacional es que viene de la televisión, que proviene de la radio y todo es a punta de lo que se diga. Aquí reina el silencio.
- ¿Por qué ir a ver la película?
Porque es cine nacional de mucha calidad y profundidad. Es una película de viaje, entonces los espectadores verán lo hermosa que es Colombia. Es un largometraje positivo que no tiene que ver con mafia, narcotráfico, prepagos; no hay un disparo, no hay un arma. Además su protagonista es Carmen Maura, quien hace un viaje interior al reconocer que la rutina espera, los sueños, no.
- ¿Cómo se vinculó con la película?
Me buscaron, no me tocó que hacer casting. Eso fue en marzo del año pasado, cuando montaba la obra La Gallina Ciega y trabajaba en un proyecto de televisión del Canal Caracol que aún no se ha presentado. Me enviaron el guión y le comenté a mi representante, que luego me envió un mensaje en el que me decía que mi compañera sería Carmen Maura, entonces le contesté: "¡ay sí, y yo Sophia Loren!". Pensé que era una broma, pero cuando me confirmaron que estaría ella en la película acepté encantada.
- ¿Por qué la eligieron a usted?
No sé porque el personaje que interpreto es muy distinto a lo que he hecho, pero me encantó. Es una mujer muy primaria. Mercedes es la mejor amiga de Sofía y quiere ayudarle a cumplir su sueño, que no es tener, no es comprar, no es un carro... es ir a la mar, y vive muy frustrada porque su marido siempre se lo ha aplazado, entonces Mercedes, que es aparentemente la más lanzada, la apoya y emprende el viaje con Sofía.
- ¿Qué tal la experiencia de trabajar con Carmen Maura?
Maravillosa. Para ella fue una aventura venir a rodar a Colombia, y quedó encantada con el equipo de trabajo. Una mujer con mucho rigor y amor por la profesión, acostumbrada a trabajar con Pedro Almodóvar y candidata a los premios Óscar. Nada más en febrero de este año se ganó el premio César del cine francés como mejor actriz de reparto por la película Muchachas.
- ¿Qué tiene Mercedes de Constanza Duque?
Esa energía de hacer las cosas, de empujar a la otra. Soy muy buena amiga y confidente.
- ¿Qué tan terca es usted?
Más que terca, soy constante, por eso me llamo Constanza (risas). Por ejemplo fui muy terca al querer ser actriz. En Manizales, hace 30 años, cuando dije que quería dedicarme a la actuación no solo mi familia se opuso: fue una sociedad, unos amigos, vecinos a los que les parecía espantoso. En eso fui muy terca. Pasé de ser la de esconder en mi casa, a la de mostrar.
Más personal
- Su mejor personaje
Carmenza, de Café con aroma de mujer, porque es muy entrañable, una mamá hermosa. Aún me ven en la calle y me llaman Carmenza, o mamá de Gaviota. Vivo agradecida con ese personaje porque me dio a conocer, me empezaron a mirar de otra forma, a pagar mejor y a tenerme en cuenta para otros proyectos.
- El que más le costó
Representar a una loca ninfómana en la serie Dos rostros, una vida, de Jorge Alí Triana, que se grabó en el Hospital Psiquiátrico de Sibaté (Cundinamarca). Cuando leí el libreto dije que era una cosa horrible, entonces fue un reto buscar que no fuera desagradable. Es lo mejor que ha hecho Jorge Alí Triana.
-¿Teatro, televisión o cine?
Actoralmente me gusta mucho más el teatro porque tiene ese riesgo, ese reto con el publico ahí respirando, es una adrenalina muy fuerte y en eso me formé. Los otros medios me gustan cada uno a su manera. Por ejemplo, la televisión me parece un medio muy poderoso, masivo y que tiene una responsabilidad muy grande para saberlo usar, lo que no me gusta es que se convirtió en un negocio. El cine me cuesta entenderlo porque es muy fragmentando, es más de director; el teatro es de actor.
- ¿Cuál es su opinión de Protagonistas de Nuestra Tele?
No puedo creer que muestren eso y que la gente crea que así nos formábamos. ¡Por Dios!, me parece que están mostrando una manera muy equivocada de como es el alma de un actor. Un actor bien entendido en el teatro es casi sacerdote. Personas serias como Vicky Hernández o Róbinson Díaz tienen una mística que no es pensar qué muestran o con qué salen.
-¿Entonces qué debe tener un actor?
Hay que estudiar mucho y tener una vida muy rica y espiritual porque si uno va a representar el género humano tiene que estar lleno de muchas cosas. Estos muchachitos van a salir y se les va agotar el trabajo en la primera novela porque no tienen herramientas.
En Sofía y el terco la protagonista es una señora de 75 años que no conoce el mar y vive en un puebo frío y tranquilo en la cordillera andina, del que no sale más allá de lo necesario. Por muchos años su esposo le ha prometido ir al mar, pero siempre, por diversos motivos, se ve aplazado el cumplimiento de este sueño hasta que un día, ante la insistencia de una amiga, emprende el viaje sola y deja a su marido inmerso en la vida doméstica.
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