Desde el Corcovado se observa la emblemática montaña Pan de Azúcar, adonde se sube en cable aéreo. 

ALEXANDRA SERNA*
LA PATRIA | MANIZALES

Lo que separa en cinco horas y media de vuelo a Bogotá de Río de Janeiro, al suroriente de Brasil, lo unen los brazos abiertos del Cristo Redentor, que encumbrado a 710 metros sobre el nivel del mar acoge amablemente a los visitantes.
La Ciudad Maravillosa hace alarde de su apelativo con los cerca de 6 millones 300 mil habitantes o cariocas, que son tan acogedores o más que los paisas colombianos. También con sus paisajes y diversidad arquitectónica, de la que resaltan templos y el Estadio Maracaná. Rodeada de otras ciudades teje con ellas una urbe de autopistas y largos puentes, entre las montañas y el mar.
Con temperaturas que pueden llegar hasta los 40 grados, Río está siempre disponible para los turistas, incluso en invierno, como sucedió en la pasada Jornada Mundial de la Juventud con el papa Francisco, cuando el termómetro marcó los 18 grados. El único inconveniente fue que el transporte público, especialmente el metro, no dio abasto para los cerca de tres millones de peregrinos que llegaron.
Sede del tradicional Carnaval, en el que los cuerpos se mueven al ritmo de samba, Río se prepara con la construcción de nuevas vías para ser sede en el 2014 del Mundial de Fútbol y en el 2016 de los Juegos Olímpicos, aunque esto también ha generado inconformismo en el pueblo carioca que considera que hay otras prioridades para invertir.

* Con información turística obtenida en Río de Janeiro. 

Para viajar

Los precios de los tiquetes aéreos desde Bogotá hasta Río de Janeiro, por citar el ejemplo de algunos colombianos que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud, oscilaron entre $700 mil y $3 millones, dependiendo de la temporada en que se compraron y las promociones de las aerolíneas.