Moda masculina en Milán

Milán, una pasarela para todos

Propuestas primavera-verano 2014 de los más reconocidos modistos. Atrevidos atuendos, combinaciones, cortes y estampados masculinos. Contrastes.

EFE | LA PATRIA

En Milán se clausuró la Semana de la Moda masculina con la participación del diseñador italiano Giorgio Armani, y de la firma Dsquared2, de Dan y Dean Catenacci, hermanos gemelos canadienses. Dos propuestas de moda que brillaron por sus innovaciones y exaltaron el estilo propio de sus creadores.

Armani
Clásico, pero siempre renovado, Giorgio Armani conservó su estilo para presentar una colección cosmopolita, dirigida a un hombre que se pasea entre las grandes urbes sobresaliendo por su elegancia y altivez. Su apuesta fue por el lino y el algodón para los días plácidos y calurosos del próxima temporada primavera-verano.
El traje de chaqueta se vio en distintas versiones, que van desde creaciones en lino de colores fríos y oscuros, tonos de los años 20 para lucir en las tardes primaverales, hasta una revisión futurista del tartán, en tonos violáceos que encajan en una noche estival. El protagonista de la noche es el traje oscuro, a cuadros y con una textura rígida.
Para el día los hombres de Armani combinarán la holgura de las prendas en tejidos ligeros y colores claros como el coral o el blanco, con camisetas entalladas con estampados geométricos.
Ya de noche, Armani vuelve a su cauce y propone el traje oscuro, pero esta vez en versión tartán y, en muchas ocasiones, en tejido tejano.

Dsquared2
Esta firma inundó la pasarela de Milán con volcanes, lianas y plantas exóticas, una estética en la que los diseñadores gemelos se basaron para crear su colección de hombre de la próxima temporada primavera-verano.
Fue una colección ecléctica en la mezclaron diferentes tipos de prendas bajo los patrones de un estilo que rompe con lo clásico, que llama la atención por su expresividad y transporta al que la mira a Hawaii.
Los trajes de chaqueta, que no lo son, con cortes en distintas direcciones; camisas lisas que rompen su monocromía con una línea vertical; grandes telas que cubren la desnudez de los aborígenes y un sinfín de alusiones a la época de los colonos. Sombreros de paja y estampados de mimbre en los trajes de noche.
Pequeñas solapas y estampados geométrico en color pajizo que recuerda a las típicas sillas en las que, a la puerta de su casa, el explorador descansaba después de sus aventuras.