LA PATRIA | MANIZALES
Yuams Alberto Díaz Arcila, de 36 años, quien asumió la responsabilidad en la muerte de Jhon Jairo Torres Rendón, comerciante de motocicletas del Parque del Agua, se decidió a hablar, según sus dichos, para aclarar otros hechos que rodean este caso.
Desde la cárcel de Manizales, donde se encuentra recluido, le dijo a este medio cómo, según él, ocurrieron los hechos del 25 de junio del año pasado, cuando desapareció Torres Rendón, de 50 años.
Anotó que siempre sucedieron cosas que lo llenaron de odio. “Conozco a la familia desde que tengo uso de razón, soy sobrino de una cuñada de él”. Aseguró que desde que niño aguantó humillaciones. “Por ejemplo, me daba calvetazos”.
Semanas antes del homicidio, ambos estuvieron en una feria equina en Neira. En esa ocasión Torres le aflojó la silla del caballo y cayó al piso con equino y todo. La rabia aumentó.
Luego recordó el día del homicidio. “No olvido que era un lunes, a las 8:30 de la noche”. Luego de que Torres cerró el negocio “no compró un clavel o un postre, como dicen, sino que le llevó a esa niña un peluche”.
Se refiere a una menor de 13 años con quien, según su versión, el hoy fallecido sostenía una relación. Al contar esto aclara que la adolescente y una mujer condenadas en la investigación nada tuvieron que ver.
“Yo lo seguí hasta El Carmen, donde vive esa niña”. Allí le reclamó todo lo que le adeudaba y sucedió el desenlace: me pegó en la cara y yo le doblé la cabeza. Sentí que traqueó. Supe que estaba muerto. El corazón me palpitaba a mil.
Lo echó al Cauca
De inmediato lo subió a la camioneta y arrancó por la vía a Medellín. En un retén lo paró la Policía, él se identificó, pero cuando notó que un uniformado sospechó que llevaba un muerto se fugó.
Llegó hasta Bolombolo (Antioquia) y lo echó al río Cauca, “no en el río Arquía, como dicen”. Según las averiguaciones en las que le han colaborado terceros, la misma semana organismos de socorro recuperaron un cuerpo en Caramanta (Antioquia) y lo sepultaron como Cadáver No Identificado.
“Jamás le dije a mi familia que me iba a pasar unas largas vacaciones cuando me entregué, sino que ojalá me hubiera quedado de vacaciones en Chile porque yo soy colombochileno”, reseñó.
Tras su relato de los hechos reflexiona y dice que está arrepentido por lo que hizo, pues no hay justificación suficiente para haber asesinado, además, dejó desprotegida a su propia familia. Espera poder expresarlo públicamente. Para el ente acusador, la ambición y las ganas de dinero fácil lo llevaron a cometer los delitos.
También niega
Yuams Alberto Díaz Arcila, conocido como el Negro, negó que fuera jefe de escoltas de una banda delincuencial, sino que su trabajo hasta el momento de la captura era como jefe de escoltas de una Brigada de Fuerzas Especiales. Este medio encontró en Internet un proceso adelantado en el 2017 por Bienestar Familiar, en el cual declara que trabaja para la mencionada brigada.
Aseguró que no hurtó la camioneta, pues por ella le pagó a Torres Rendón $50 millones. Recalcó que entre las obligaciones de este último con él figuraban unas camas, televisores, mesas y equipos de cómputo para un negocio de modelos webcam, que el Negro tenía con su compañera.
Desmintió que estuviera quebrado y que su mujer nunca lo demandó. Destacó que el montaje del negocio costó cerca de $600 millones, de los cuales él aportó cerca de $350 millones y su compañera el resto.
Unos 26 años de condena le esperan, luego de aceptar el homicidio a cambio de que le quitaran la acusación por desaparición forzada. En el mismo proceso está condenado a 20 años Andrés Felipe González Salazar, mientras que a Xiomara Agudelo Arias le dieron 32 meses, pero sin privación de la libertad. La menor paga sanción en Los Zagales.
Jhon Jairo Torres Rendón.
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