LA PATRIA | MANIZALES
El 29 de julio, y año tras año, Alba Alicia Ocampo vuelve a perder el sueño, a las 9:00 de la mañana recuerda la llamada que la esposa de un policía le hizo avisándole del ataque de las Farc al corregimiento de Arboleda, en Pensilvania, en el año 2000 y donde asesinaron a 13 uniformados y a tres civiles.
Su esposo, el agente Hernando Trejos, se negó a que ella y sus gemelos, de seis meses, fueran a vivir con él. Tres días antes de la toma, la vio por última vez en Marquetalia, estaba cansado y distante, le faltaba un mes para que lo trasladaran, pero esa fue su última despedida.
"Era la presión que sentían ellos a diario, los tenían amenazados, sabían que se iban a entrar. Agradezco que no estuve allá, recuerdo a una esposa que se escondió con su hijo dentro de un tanque, le tuvo que tapar la boca para que no los encontraran", recuerda Alba Alicia.
Sus hijos mantienen en la mesa de noche como recuerdo el quepis y la medalla al valor, mientras ella guarda en una caja los recortes de los periódicos que narran los hechos de la masacre, las fotos de él y la funda en la que una vez portó su revólver. En un armario conserva el uniforme de carabinero.
Desde que inició el proceso de Justicia y Paz espera paciente por la reparación como víctima, espera perdonar, pero no olvidar. Una disculpa de los criminales que se llevaron a su marido no es suficiente, destruyeron su hogar y la obligaron a hacer de padre y madre, aunque afortunadamente contó con el respaldo de su familia.
Luego de reunir valor decidió asistir a las audiencias contra alias Karina y los guerrilleros que participaron en la toma. En la última de ellas, en Medellín, un insurgente la confundió con Alba, la esposa de Luis Fernando Ramírez, el policía desaparecido y le confesó que nadie se lo llevó.
Alba Alicia espera que las negociaciones con las Farc en La Habana avancen, piensa que de esto depende que la verdad se conozca y la reparación se de. "Si quieren que haya paz, porqué siguen matando policías y soldados, dejando huérfanos y viudas. Uno quisiera que el proceso de paz realmente se diera.", sostiene.
Nueve años después rehizo su vida, hoy tiene un esposo y un hijo más. Asegura que tiene una gran familia, él quiere a sus hijos y los cuida, y esa unión ha sido importante para amortiguar el dolor.
Muerte anunciada
El Gobierno se demoró dos días para enviar refuerzos a Florencia. Los agentes se entregaron cuando se les acabó la munición, pero no les respetaron la vida. Hernando Trejos recibió un tiro de gracia.
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