"Pensé que eso era maleza y la dejé crecer", les dijo un hombre a los uniformados de la estación de Policía de Aranzazu, en la tarde del miércoles. Las autoridades llegaron a la casa, ubicada en el sector de La Variante, pues recibieron información de la comunidad de la presencia de seis matas de marihuana, sembradas en una huerta.

Según la Policía, con esa cantidad se podrían elaborar unas 300 dosis. No hubo captura, pues el Artículo 375, inciso segundo, del Código Penal, explica: si la cantidad de plantas de que se trata este artículo excediere de 20 sin sobrepasar la cantidad de 100, la pena será de 64 meses; luego, si sobrepasa ese tope, ya la pena es de 96 meses.

Sin embargo, los uniformados pudieron ingresar al predio con autorización del propietario, quien aseguró desconocer qué clase de matas crecían en la parte más alta y escondida de su huerta. Le elaboraron un acta de incautación de las seis matas.

Las autoridades se mostraron satisfechas pues, aunque no se acaba el problema, si se evita la circulación de esas dosis. Además, la zona donde ocurrieron los hechos es afectada por el consumo. La comunidad agradeció el operativo y aplaudió cuando los policías pasaron por la calle con las ramas. "Eso es bueno, que no alcahueten, quemen esa vaina, acaben con eso", gritaron algunos ciudadanos.

Casos recientes

• El año pasado, un ciudadano denunció que en una finca de Supía había un cultivo de marihuana, camuflado en uno de tomate. Tras la denuncia, los investigadores llegaron al lugar y contactaron al administrador del predio, de 40 años, que según los uniformados, les permitió ingresar. Revisaron y encontraron 60 matas.
• Por tal razón, lo capturaron en flagrancia por financiación o conservación de plantaciones, mientras que el cultivo fue destruido.
• Juan Diego Madrigal caminaba por las calles del barrio La Plazuela, de Riosucio, cuando hacia la medianoche del 14 de enero de 2013 lo detuvieron agentes de la Policía y en una requisa le incautaron tallos, semillas y hojas de marihuana que pesaron 124,1 gramos, que llevaba en un canguro. Un juzgado lo absolvió, el Tribunal Superior de Manizales, lo condenó a 64 meses. Sin embargo, fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia, luego de que comprobó que las semillas no eran consumibles.