LA PATRIA | MANIZALES
Arboleda (Pensilvania) demostró que la solidaridad es el sentimiento que mejor define a sus habitantes. Así como hace 17 años se unieron por la violenta toma guerrillera que los afectó, el lunes pasado lo hicieron de nuevo para ayudar a los afectados por un incendio.
Seis casas situadas frente al centro de salud resultaron quemadas: tres por completo y las otras de manera parcial. Jesús Iván Ospina Atehortúa, alcalde de Pensilvania, indicó que evacuaron las viviendas que no resultaron destruidas y que el censo arrojó que son 14 las personas afectadas.
"Ya coordinamos con Bomberos, el Consejo Municipal del Riesgo, la Udeger y la Gobernación para tramitar las ayudas humanitarias y conseguir los recursos para reconstruir las casas que, paradójicamente, fueron afectadas durante la toma del 29 y 30 de julio de 2000", explicó el mandatario.
Ospina Atehortúa manifestó que la conflagración se inició por la mala manipulación de un fogón, pues un sartén se incendió mientras una mujer lo usaba. Ella resultó con quemaduras y las llamas se propagaron rápidamente.
Se destacó la colaboración de la comunidad, los policías y los trabajadores del combo de maquinaria del departamento, que con baldados de agua ayudaron a apagar el incendio, pues el cuerpo de Bomberos más cercano, el de Pensilvania, está a tres horas.
La comunidad explicó que se necesitan elementos para controlar incendios o conatos. En la brigada de emergencia cuentan con dos mangueras y uniformes.
"Gracias a Dios los dos últimos incendios han sido cerca de los hidrantes. El otro fue enseguida del Limonar, en la casa que era de Ramiro López. Necesitamos más mangueras, botas y cascos. Barrios como San Vicente, salida a Puerto Venus (antigua entrada al matadero), sector la escuela y la entrada de Pensilvania no cuentan con hidrantes. Solo hay cuatro: dos en la plaza, uno donde Guillermo Giraldo y otro al frente de donde vivía José Duque", reseñó un habitante.
El alcalde habló de la necesidad de contar con un grupo de socorro, pero enfatizó en que se dan capacitaciones y se establecen brigadas con voluntarios. "Eso permitió que no pasara a mayores. Sin embargo, hay debilidad en la cobertura en territorios tan extensos".
Rubiela Ocampo, Enith García, Berta García y la médica del puesto de salud.
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