LA PATRIA | MANIZALES
Angelina, Andrés y Maicol Grisales Guzmán, los niños fallecidos el pasado miércoles en la noche en un incendio del barrio La Frontera, de Chinchiná, soñaban con tener vivienda propia.
Los enterraron el jueves en la tarde en el cementerio San Camilo, de Pereira, sin actos religiosos. Ese día, a las 4:00 de la tarde, hubo una eucaristía en su honor en la Basílica Nuestra Señora de Las Mercedes, de Chinchiná.
La abuela materna de los menores, Leila Esperanza Cárdenas, viajó el jueves desde Cartagena (Bolívar), donde vive, a recoger lo poco que quedó: tejas y puertas carbonizadas.
Se lamentó por lo que pasó. “Si hubiese estado ahí, se salvaban. Hablé con mi hija a eso de las 5:00 de la tarde, le dije que presentía algo malo. La respiración se me entrecortó, le recomendé no dejarlos solos, ni encerrados, pero hizo lo contrario. Por la noche un amigo me llamó a contarme la tragedia. Fue una noticia muy dura".
Maicol, de ocho años, quería ser veterinario cuando creciera. "En diciembre les traje ropa, juguetes y lociones. Estuvieron contentos. No entiendo porqué se fueron a tan corta edad", dijo.
Recordó que los niños, el año pasado, estudiaron hasta junio en la escuela María Inmaculada de Chinchiná, luego se fueron a vivir seis meses a Bogotá.
"Andrés, de seis años, era el más aplicado de preescolar. El papá trabaja en construcción y reciclando. Mi hija, Lizeth Guzmán, está en la clínica, destrozada. Angelina, la niña de dos años, llevaba tres días estudiando en el Centro de Desarrollo Integral Caracoles", rememoró la abuela.
Con el paso del tiempo se evidencia la magnitud de la tragedia que hoy enluta a este pueblo cafetero. Algunos sobrevivientes están dedicados a remover escombros y a buscar pertenencias. Cuatro familias damnificadas pernoctan temporalmente en un salón de la Biblioteca de La Frontera. Los otros, donde familiares.
Rubén Antonio González Henao llegó ayer desde Marsella (Risaralda), para ayudarle a su hermana Gladis, otra damnificada. “Esperamos que la gente se solidarice y no los dejen pasar hambre”, recalcó,
En el Parque Bolívar, de Chinchiná, recogen víveres no perecederos y ropa, lo mismo hacen varios voluntarios. La Alcaldía les va pagará el arriendo a los dueños de casas, mientras se resuelve lo de la reconstrucción y reubicación. En la Alcaldía canalizan ayudas de otros pueblos.
La conflagración consumió 10 casas y dejó 13 familias damnificadas.
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