Un joven de 23 años salió de su casa en Villamaría y desapareció en Manizales. Aunque hay indicios de que lo mataron, su cuerpo no aparece.
LA PATRIA | MANIZALES
La noticia
- Aló, Zarco, buenos días. ¿Sabe por qué Germán Andrés no ha venido a la casa?
- Madre, lo último que sé es que ayer a las 6:00 de la mañana él estaba peleando con un señor que tenía un machete. Él tenía una navaja.
- ¿Cómo así?
- Sí. Vimos cuando dos policías salieron detrás de él, pero no más.
- ¿Pero cómo así? ¿Por dónde se fueron?
- Vi que echaron para Andes, pero no más.
María Gilma colgó, se soltó en llanto y no pudo más que decir: "¡Me mataron a mi hijo!". La conversación con el Zarco, amigo de Germán Andrés, la sostuvo dos días después de que este salió de su casa, en La Pradera (Villamaría) rumbo al barrio Nevado, de Manizales. Era sábado 28 de septiembre y a las 3:00 de la tarde el muchacho, de 23 años, cumplía con su rutina semanal: irse a visitar a sus amigos.
Cinco meses antes habían llegado a La Pradera, a una casa construida por el esposo de María Gilma sobre una ladera que baja hasta el río Chinchiná, en medio de árboles que dan limones mandarinos. Allá se fueron, recuerda ella, para alejar a sus dos hijos de los peligros que notaba para ambos en el antiguo barrio, por aquello de las pandillas, la droga, la noche... Pero él siguió siendo de allá. Germán Andrés salía de Villamaría los sábados en la tarde y regresaba los domingos antes de mediodía.
Aquel domingo 29 de septiembre llegó la noche sin su presencia. Ella se acostó preocupada y fue en un sueño cuando tuvo la última impresión de verlo: "Vi que llegó. Le abrí la puerta y le pregunté por qué no había venido, pero se metió al cuarto sin decirme nada". Fue tan vívida esa imagen que la mujer, acostumbrada a levantarse a las 4:00 de la mañana, lo hizo ese lunes con la tranquilidad de que su hijo mayor dormía, aunque apenas verificó en el cuarto se percató de que seguía vacío.
La sospecha
Mañana se cumplen tres meses desde que lo vio por última vez. 13 semanas. 108 días. El periódico Q'hubo contó la historia el pasado 23 de octubre. En esa ocasión el coronel Óscar Ballesteros, comandante del Distrito Manizales de la Policía, declaró que la mañana del domingo 29 de septiembre los policías del CAI del Nevado recibieron una llamada en la que les denunciaron un atraco. Atendieron el caso y se encontraron con una pelea entre dos hombres. Uno de ellos, dicen los amigos, era Germán Andrés, tal como le habían contado a María Gilma. El coronel agregó: "El joven arrancó a correr hacia el sector de El Hueco y los policías lo siguieron, pero al llegar al paradero de buses lo perdieron porque corrió hacia las escaleras".
Ella se pregunta por la anotación que debieron hacer los patrulleros del robo, de la persecución. Ballesteros respondió: "No hay registros porque nadie denunció ni un hurto ni una riña. Tampoco hubo captura del muchacho". La mujer insiste en una versión que le dieron una semana después de la desaparición, cuando se fue a buscar al Nevado: que poco después de que los patrulleros emprendieron carrera detrás de Germán Andrés "se escuchó una detonación, un tiro", por lo que se presume que los perseguidores usaron sus armas. El coronel aseguró: "Es totalmente falso que se disparó y no veo motivo para que nos acusen de su desaparición".
Hipótesis
María Gilma recibió a LA PATRIA en su casa hace dos semanas. La espera ha continuado en medio de una angustia que se la come. Nos recibió en la sala, donde detalló con fechas, horas y nombres lo que ha vivido. Apenas si sonrió cuando nos llevó al cuarto de su hijo y sacó del armario una caja con fotos: Germán Andrés en pañales, bebé, cuando apenas se sentaba; Germán Andrés en la primera comunión, soplando la vela de una torta; Germán Andrés el día que se graduó de su servicio militar en Duitama (Boyacá), vistiendo camuflado. "Quería ser soldado profesional, pero lo rechazaron solo porque tenía un problema en una vista".
Le ha seguido el rastro hasta Pereira, adonde llegó por indicación de un hombre que algún día la llamó y le aseguró que el muchacho estaba en un hogar de paso. Es una anécdota extraña. Aquel informante primero le pidió que se reunieran en Chinchiná. Ella le avisó a la Policía, que lo capturó durante el encuentro. "Madre, yo sé dónde está su hijo", cuenta ella que él alcanzó a decirle. "Sé que está sufriendo por él porque lo mismo le ha pasado a mi mamá conmigo". Le dio la dirección del hogar, y cayó la Policía.
Llegó a Pereira con su esposo, pero en el hogar les respondieron que desconocían el rostro de Germán Andrés. Insistieron todo un fin de semana empapelando la ciudad.
El caso está denunciado ante la Unidad de NN y desaparecidos de la Fiscalía, donde ella afirma que se demoraron para actuar, aunque agradece que últimamente haya habido avances tras el cambio de investigador.
En la Fiscalía le explicaron a LA PATRIA que, de acuerdo con una testigo, al muchacho lo asesinó un grupo hombres que esa mañana estaba en la zona hacia donde él emprendió la huida. María Gilma está al tanto de esta versión, aunque aún se trata de un hecho sin comprobar, por lo que solo se trata de una hipótesis con indicios fuertes. "Lo que preocupa es que el cuerpo no aparezca", agregaron en la institución, donde puntualizaron que hasta ahora "no hay indicios" sobre la participación de la Policía en el presunto crimen.
Ella, que desesperada también ha indagado, echa al aire más hipótesis basadas en sus pesquisas: "unos dicen que fue el señor con el que estaba peleando; otros, que una liebre (enemigo); otros, que la Policía. Acepto que tal vez lo mataron y lo botaron, pero el dolor mío es que no lo he podido velar. Que me digan dónde está, así sea para ir a ponerle una cruz y orar por él".
El dato
Germán Andrés Carmona Osorio es el mayor de dos hermanos.
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