La sonrisa en su rostro y los consejos del gran amigo que era quedarán en la memoria de quienes conocieron a Ómar Andrés Viveros Gutiérrez, de 25 años, asesinado con arma de fuego, este año, en San Sebastián.
Con su muerte le truncaron los sueños de convertirse en un futbolista profesional, ojalá al servicio de su amado Once Caldas; o al menos integrar selecciones de microfútbol en el departamento, deporte que también lo apasionaba. Y fue precisamente al lado de una cancha donde lo asesinaron de dos disparos.
Al señalado de matarlo, un menor de 16 años, lo aprehendieron en Medellín y aceptó los cargos.
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