LA PATRIA | MANIZALES
A Rubiela Ospina, de 46 años de edad, le gusta tomar licor, pero hacer rato no lo hacía. El pasado lunes, desde por la tarde, se fue para el bar San Julián, ubicado en la esquina de la carrera 8ª con calle 7ª, de la Galería de Chinchiná. Allí, pasadas las 7:30 de la noche, encontró la muerte a manos de un sicario, de 20 años.
El sujeto ingresó al bar disparando y, de paso, hirió a María Eugenia Granada, de 48 años, y Jorge Hernán Duque Ospina, de 18, quien ayer falleció. Él era hijo de Rubiela (ver infográfico). El sicario también la pasó mal, está herido, y hoy permanece en cuidados intensivos, en un hospital de Manizales, bajo vigilancia de la Policía. Un uniformado lo enfrentó cuando quiso huir y lo redujo dispárandole en el pecho y las piernas, para evitar que atacara a más personas. Le hallaron una pistola nueve milímetros.
Las autoridades atribuyen el hecho a venganzas personales. Según la Policía, Rubiela, la víctima, es la mamá de alias Jéfferson, de 24 años, a quien en septiembre del año pasado lo condenaron a 54 años, un mes y siete días de cárcel por ser el líder de la extinta banda delincuencial Los R-6, que ejecutaba homicidios selectivos relacionados con el microtráfico en La Galería, El Triángulo, La Gregoriana y Tres Esquinas, de Chinchiná.
Jéfferson era el líder y ordenó al menos 30 muertes para sacar del medio a la competencia o a quienes lo traicionaban.
Al parecer, la señora sobrevivió en el 2013 a un atentado con una granada. "Es triste saber que la tragedia deja a una niña huérfana, de apenas dos años de edad", expresó una persona que conoció a la fallecida.
José Luis López, padrastro de Rubiela, manifestó que ella era una buena persona. "Siempre vivió en Chinchiná. Tenía dos hijos. No sabemos qué pasó realmente, ni por qué la mataron. Vivía por Bomberos en una pieza".
El coronel Necton Lincon Borja Miranda, comandante de Policía Caldas, hizo un llamado a la comunidad para que denuncie oportunamente cualquier acto sospechoso a las líneas 123 y 112, para evitar actos que desencadenen en estos lamentables hechos.
"Al policía que le disparó al sicario se le hace el acompañamiento porque enfrentarse al sujeto, exponer así su vida requiere un proceso de readaptación y reconocimiento, pues evitó que se dieran más muertes. Es de resaltar", expresó.
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