Cristian Mauricio Largo Patiño, el condenado. A una mujer, vinculada, la absolvieron.

Miércoles, Febrero 15, 2017

La víctima era originaria de alicante (España).

LA PATRIA | MANIZALES

"Escuché cuando la mujer le dijo al hombre: 'usted qué fue lo que hizo'. Pero Cristian se quedó callado y ambos corrieron". Esta es parte de la declaración de una menor de edad, clave para resolver el crimen de Jesús Granados Olivares, de 59 años, bombero de origen español, que laboraba en Supía.

La joven escuchó una algarabía en la madrugada del 22 de mayo del 2015, en el barrio Libertadores, se asomó a la ventana y vio a dos personas, entre ellas a Cristian Mauricio Largo Patiño, de 23 años, hablando con el extranjero. Luego lo asesinaron con arma blanca.

Ese mismo día detuvieron a Largo Patiño, quien esta semana fue condenado a 17 años y cuatro meses de prisión por homicidio simple. A una mujer, de 21 años, sindicada de omisión de socorro y de encubrimiento, la aprehendieron tres días después, pero el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio la absolvió.

El caso

Según el expediente, la testigo vio caer a un señor al piso y reconoció a los agresores, entre ellos a Cristian, de quien sabía que vivía en Medellín.

Un familiar del bombero indicó que se hablaba de que su padre tenía una alguna relación sentimental con la acusada y/o que lo hirieron por robarle un dinero que trajo de España, pero que no apareció: $15 millones. Sin embargo, las causas del crimen no se aclararon.

El médico legista explicó en juicio que en el cuerpo del bombero se vislumbraron golpes en brazos y antebrazos, que eran heridas de defensa, lo que lleva a establecer que hubo una riña. El fallecido recibió, además, puñaladas en espalda y abdomen.

El día de los hechos, Granada Olivares consumía vino y se le notó alicorado, lo que dejó en estado de indefensión. Los procesados, luego del asesinato, se hospedaron en un hotel y dejaron como parte de pago un celular.
"De boca de ningún testigo fluyó que la mujer hubiese coadyuvado en la fuga o prestó su consentimiento para esconder a Cristian en el hotel donde finalmente pernoctaron", señaló el Juzgado.

La víctima
El español se había ganado el corazón de los habitantes de ese municipio, no solo por las labores que adelantó como voluntario del Cuerpo de Bomberos, sino porque era como un papá para los abuelitos del hogar Mejía Botero.

Llegó a Supía dos años atrás. Siempre se interesó por ayudar a la comunidad y por eso pasó una carta a la junta del organismo de socorro para que le permitieran hacer parte de él.

Sus compañeros recuerdan que apenas salía de trabajar como voluntario se iba para el hogar de los abuelitos a darles comida, doblarles y plancharles la ropa. En diciembre del 2014 viajó a Alicante y regresó con la idea de comprar casa en Supía.