LA PATRIA | MANIZALES
La forma en qué murió Andrés Felipe López Loaiza, de 29 años, natural de Neira, es un misterio. Le perdieron el rastro desde el domingo, cuando participaba en una fiesta en la vereda San José, donde laboraba cuidando una mina de oro.
Su cuerpo lo hallaron el lunes, sumergido en un charco, cerca del río Cauca. La Policía tiene como primera hipótesis que el joven rodó en la madrugada de ese día por unas peñas, pero no se ha determinado si murió por el golpe o ahogado.
Según allegados, esa madrugada, en un bar de la vereda ubicada a orillas del Cauca, un habitante se acercó a la mesa y desafío al hoy occiso y a los que se encontraban con él. Al parecer, Andrés Felipe no aguantó la ofensa y golpeó al agresor con una botella.
"Le dijeron que ya venían unos amigos del lesionado, por lo que salió del bar corriendo por la carrilera. Todo indica que como estaba alicorado rodó por un barranco de unos 10 metros de altura, se dio con unas piedras, quedó insconciente en una charca y se ahogó. Sin embargo, no se descarta que alguien que lo perseguía lo pudo empujar", relató un vecino.
Nicolás Duque Gómez, amigo de la víctima, recordó que le gustaba mucho la pesca. "Era un muchacho que no le veía problemas a la vida. En los años de amistad nunca discutimos. Muy sano. Soñaba con una estabilidad económica para relajarse. En vez de trabajar por plata, que la plata trabajará para él, con el fin de cogerle ventaja a la vida y pasarla bien", anotó.
El fallecido vivía con sus padres en la vereda Armenia. Deja cinco hermanos. Sus exequias se efectuaron ayer en el templo parroquial San Juan Bautista.
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