Ante un juez de control de garantías llevaron a militares adscritos al Batallón Ayacucho y a civiles señalados de concierto para delinquir, entre otros delitos.

Al parecer, falsificaban las tirillas seriales que llevan los uniformes para vendérselas a los encargados de esos elementos en algunos batallones.

Allí, al parecer, les daban de baja a las prendas porque, supuestamente, ya estaban usadas. Sin embargo, desde que llegaban nuevos los escondían y, según la investigación, los vendían a grupos al margen de la ley. Las tirillas falsas las presentaban en los formatos donde se evidenciaba la destrucción del uniforme.

Esto, supuestamente, lo hacían en una casa fiscal del Ayacucho en la Alta Suiza, en donde vivía uno de los militares capturados en este operativo y quien hace seis meses fue trasladado para el Chocó, pero su esposa  continuaba habitando en ella. Los seguimientos venían desde agosto del 2021.

Voz

La Octava Brigada indicó que estos resultados se obtienen a partir de las capacidades con las que cuenta el Ejército, que se llevan a cabo de forma permanente ceñidos a la política de transparencia y cero tolerancia a la corrupción. "No toleraremos ningún acto de algún miembro de la institución que vaya en contravía del ordenamiento jurídico".