LA PATRIA | MANIZALES
La Policía Metropolitana de Manizales desmanteló una organización criminal conformada por cuatro integrantes de una familia que estaba dedicada a ingresar drogas a la cárcel La Blanca a través de correos humanos o mulas a los que ellos mismos entrenaban para este fin.
Un grupo de policías de investigación criminal e inteligencia llegó a una casa en el barrio Estambul en donde lograron aprehender a alias María de 47 años (madre), y sus tres hijos alias Róbinson de 23 años, alias Cáterin de 22, y alias Andrea de 20 años. Pese a que los agentes solamente encontraron material de empaque y unas grameras, el objetivo era arrestar a esta familia.
Estos individuos tendrán que responder ante las autoridades por el delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes y destinación ilícita de bien inmueble o mueble ordenada por el juzgado sexto.
En la audiencia de legalización de captura, y gracias a las pruebas que aportaron los investigadores de la Policía Metropolitana de Manizales, los capturados aceptaron los cargos, se les notificó medida de aseguramiento intramural a tres de ellos, mientras que alias Andrea recibió detención domiciliaria por ser madre de un bebé.
Entrenaban a las mulas
Según los investigadores, esta familia presuntamente reclutaba, contactaba y les pagaba a las personas que aceptaban ser correos humanos. La casa era el centro de acopio y desde allí planeaban su actividad criminal y se concretaban las citas.
Las mulas eran atendidas por alias María o por alguno de sus tres hijos, quienes cumplían funciones como la de almacenar y empacar la droga y preparar las personas física y psicológicamente para lograr el objetivo. Además les hacían seguimiento y verificación al momento de introducir la droga en sus genitales.
Al parecer de otros departamentos también llegaba gente para ser mula, pues capturaron a personas provenientes de Cundinamarca, Quindío y Risaralda. Estos venían a visitar a sus parientes, pero por las necesidades económicas accedían a las pretensiones de esta red criminal.
Se presume que la banda pagaba $2.000 por cada gramo que entraban a la cárcel. Cuando lograban pasar los controles de los guardianes del Inpec, descargaban el contenido y entregaban la droga a una persona que la distribuía y comercializaba.
La preparación
Los investigadores encontraron que la marihuana o el bazuco eran envueltos en una bolsa de arroz, esta a su vez dentro una bomba recubierta de betún, la reforzaban con otra bomba, y por último dentro de un preservativo recubierto con vaselina para ser introducida por las partes íntimas de hombres y mujeres.
Los policías se dieron cuenta que por un correo humano se podían introducir entre 250 y 350 gramos. Luego de entrar la droga a la cárcel, esta tendría un valor de hasta cuatro veces del costo normal que es de $2.000 por dosis de marihuana o bazuco.
Como en el centro de reclusión no se maneja dinero, las familias de los internos consumidores debían pagar por medio de consignaciones a esta red. Cuando terminaba la visita en el centro penitenciario, el correo humano regresaba a la casa de alias María, para recibir el pago.
La investigación
Las pesquisas iniciaron en el 2013 cuando un ciudadano informó a las autoridades sobre el delito en el que utilizaban personas como mulas o correos humanos para entrar marihuana y bazuco a la cárcel. Gracias a la colaboración de esta persona, el grupo de estupefacientes inició la investigación que permitió la captura de estas cuatro personas.
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