LA PATRIA | MANIZALES
Un relato preciso ofreció un investigador que participó en las pesquisas para esclarecer la muerte de Luis Alfonso Famaya Rodríguez, ocurrida el 24 de diciembre del 2014 en la hacienda Cascareros, vereda San Gabriel, de Manizales.
Tres hombres enfrentan el juicio oral por estos hechos. Un autor material está condenado: Andrés Mauricio Castañeda Gómez, quien paga 16 años y ocho meses de prisión. Aceptó cargos.
El día que mataron a Famaya Rodríguez hubo un testigo, quien observó todo a través de una ventana pequeña. Actualmente se encuentra desaparecido. Tanto el hoy condenado como otro que huye de la justicia ejecutaron el acto con un machete.
Confesiones
Castañeda Gómez, antes de ser condenado, reconoció que su papel en el homicidio consistió en esperar a la víctima, quien tenía dificultades para caminar, lo arrastró a un punto próximo donde estaba el hoy fugitivo, quien como verdugo le propinó un machetazo en el cuello.
Luego envolvieron el cuerpo en costales y lo escondieron en una zona boscosa, donde otras personas lo encontraron al día siguiente y avisaron a las autoridades.
Inicialmente el hoy condenado dijo que habían cometido el asesinato por una deuda personal de estupefacientes, pero las autoridades tenían otras hipótesis, por lo que el hombre reconoció que había otros implicados.
El testigo
El testigo, la víctima y los asesinos laboraban en la misma hacienda. Tiempo después el primero abandonó el lugar y se radicó en otro sitio.
Sin embargo, su decisión de acudir a las autoridades se dio porque en una ocasión lo buscó un extraño y le preguntó si él era el que había matado a Famaya Rodríguez. Él lo negó y se comunicó de inmediato con el administrador de la hacienda, pues para ese momento tenía conocimiento de que este había sido el presunto determinador.
El administrador le ofreció $50 mil para que se fuera hacia otro lugar. Tanto las llamadas como la constancia de la consignación fueron documentadas por los investigadores.
El 15 de noviembre, la Sijín logró entrevistarlo en Chinchiná y allí les contó todo lo que sabía. Muchas cosas eran dichas por los mismos presuntos implicados en el crimen.
Se supo que a Famaya lo asesinaron porque le estaba cobrando una indemnización al administrador, debido a un accidente que sufrió mientras laboraba y del que le quedaron secuelas. Por eso cojeaba. Incluso había acudido al Ministerio de Trabajo, donde pidió asesoría para su caso. El juicio sigue esta semana.
Por dinero
El determinador se valió de un tercero para pagarle $300 mil a los autores materiales del homicidio. El pago se legalizó como si el homicida hubiera desarrollado un trabajo en la hacienda.
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