Condenado en Manizales por una vieja venganza, su víctima sobrevivió al ataque

LA PATRIA | MANIZALES

Jhon James Cardona Henao, de 38 años, vivía ardido por un botellazo que, según se mencionó en la investigación, le propinó a su padre un hombre identificado como Luis Hernán Salazar González.

Por ese hecho, ocurrido hace unos 29 años, en Manizales, Cardona cobró venganza el 9 de octubre del 2016, es decir, luego de dos décadas y media. Esta acción lo tiene en la cárcel, en donde paga una condena de ocho años y ocho meses de prisión por tentativa de homicidio.

La sentencia la dictó un juzgado penal del circuito de Manizales, la cual confirmó el miércoles la Sala Penal del Tribunal Superior de esta ciudad.

De acuerdo con el caso que investigó la Fiscalía 21 Seccional, en el barrio Fátima se dio una confrontación, motivada por el hoy condenado. Cardona Henao invitó a pelear a muerte a Salazar González, quien jugaba parqués con otros dos amigos a eso de las 6:00 de la tarde de ese domingo.

“Mi papá no está solo”, le gritaba, al tiempo que lo retaba a armarse porque se iban a matar. Finalmente, el otro abandonó su juego de ocio, entró a la casa, de donde salió con un machete.

Otros familiares de Cardona Henao quisieron intervenir en la pelea. En un momento en el que Salazar volteó a mirar a uno de ellos, el atacante le propinó varios puntazos en el cuello.

De inmediato lo trasladaron al Hospital de Caldas, en donde los médicos le salvaron la vida. De acuerdo con el dictamen de Medicina Legal, el paciente estuvo en riesgo de muerte.

Al agresor lo capturaron en el sitio, ni siquiera huyó. Los patrulleros que atendieron el caso lo aprehendieron. Un día después se legalizó la captura ante un juez de control de garantías. Nunca estuvo detenido, hasta el día en que se dictó el sentido de fallo condenatorio, luego de dos años.

En el intermedio del proceso se dio la posibilidad de indemnizar a la víctima, lo que le habría merecido beneficios en el momento de dictar sentencia, pero esta reparación no se concretó.

La defensa apeló la condena, pero para los magistrados del Tribunal Superior fue claro que la pelea la inició el mismo agresor y que Salazar González era la víctima de una vieja venganza por unas lesiones que ni siquiera se denunciaron en su momento.