LA PATRIA | MANIZALES
Gabriel Jaime Marulanda Sepúlveda, alias Peluco, tenía repudio por las mujeres. A la que fue su compañera sentimental la apuñaló en varias ocasiones. La hería, ella denunciaba, volvían y se repetía la historia. Pero el punto máximo de su trasegar delictivo tuvo lugar el 20 de agosto del 2014, cuando mató y luego arrojó a un río a Luisa Fernanda Garcés Pérez, de 13 años, natural de Villamaría.
Por ese delito podría pagar entre 33 y 50 años de cárcel. En la noche del pasado martes, el Juzgado Sexto Penal del Circuito de Manizales le dictó sentido de fallo condenatorio por homicidio agravado. Fue una larga investigación entre la Fiscalía 21seccional y la Policía Judicial, trabajada a punta de indicios, pues no hubo quién dijese directamente que Peluco era el asesino de la niña, que desapareció el 20 de agosto y la hallaron muerta seis días después en el sector de la Trompa del Diablo, jurisdicción de Arauca, a orillas del río Cauca.
El hombre la golpeó en la cabeza con una piedra o un palo, le amarró las manos y los pies con los cordones de los zapatos, la metió a un costal de fibra y la arrojó al río. Meses antes, en enero, la violó en su propia casa.
Peluco, capturado el 4 de mayo del año pasado en el barrio Cervantes, nació en Manizales, hace 43 años, un 22 de diciembre. En su hoja de vida reposan varias condenas desde el 2003. Por ejemplo, por hurto agravado y calificado, en Pensilvania; fuga de presos, en el 2005, de la cárcel La Blanca; homicidio de una estudiante en la Universidad Nacional de Bogotá, pena que terminó de pagar hace tres años. Tiene una sentencia por porte ilegal de armas de fuego.
En su prontuario reposan denuncias penales de sus exparejas por violencia intrafamiliar y lesiones personales. "Me volteaba a mirar y me apuñalaba por cualquier cosa", indicó una de ellas. Ese fue de los argumentos de la Fiscalía para demostrar que tenía capacidad de delinquir, más contra las mujeres.
La mamá de Luisa Fernanda le permitió entrar a su casa para hacerle cuarto con otra mujer, pero en medio de los tragos Peluco se metió a la habitación de la menor y la abusó. A partir de ahí surge el contacto entre víctima y victimario. En la mañana de ese 20 de agosto, el papá interpuso la denuncia en la Sijín por abuso sexual. Esa misma noche, Luisa se encontró con su verdugo, le contó de la denuncia y eso, al parecer, lo condujo a asesinarla ese mismo día.
Esta es una condena solo por indicios, no hay una sola prueba directa, según indicó la Fiscalía. Se estableció que Peluco recibió tres llamadas, el 14 de enero del 2014, de la mujer con la que se encontró en la casa de Luisa Fernanda. Gracias a ese número llegaron a un testigo clave, que vendía hamburguesas y que vio cuando la menor se fue en moto con Peluco. También que Luisa llamó a ese abonado celular desde una minutero. Recuperaron denuncias por estafas en venta de motos, en el que el acusado usó ese mismo número desde el 2013.
Al día siguiente de la desaparición de la víctima, Peluco recibió tres llamadas: a las 9:00 de la mañana, en Villamaría; a las 5:00 p.m. en la zona de Arauca donde hallaron el cuerpo de la la menor y otra a las 7:00 de la noche, en Manizales.
A Luisa la encontraron en el río con las mismas prendas que tenía el día que le perdieron el rastro.
Al parecer, Peluco amenazó al testigo clave, el vendedor de hamburguesas, según expresó un investigador durante el juicio. Les tocó compartir calabozo, previo a unas audiencias, y le "sugirió" decir que no lo conocía. Durante el proceso no fue posible que acudiera al juicio, pues siempre lo negaban en la casa. Finalmente se aceptó como prueba la entrevista y reconocimiento fotográfico que la Sijín le había hecho.
El homicida denunció penalmente a su excompañera sentimental y a la mamá de la menor, aduciendo que acudieron al juicio a decir mentiras y que él no estuvo ese día en esa casa.
Quienes lo conocen aseguran que se trata de una persona fría y calculadora. Durante las audiencias ni se inmutó por lo que se decía, aunque al final del proceso quería hablar, pero ya no se podía. Su defensa no presentó testigos.
En la cárcel La Blanca se rumora que el sujeto aseguraba ser brujo, que tenía pactos y que afirmó en más de una ocasión que se podía volar en cualquier momento. Lo trasladaron para Picaleña (Ibagué) porque ya se escapó en una ocasión.
Ha sido peluquero, por eso el apodo; electricista y, al parecer adelantó algunos estudios de psicología.
El próximo 8 de agosto, a las 8:30 de la mañana, se sabrá cuántos años pasará Peluco en la cárcel. Para la justicia quedará la tranquilidad de que libra a la sociedad de un sujeto peligroso, que no tuvo reparos para acabar con los sueños de una adolescente.
"La pena por la pérdida de mi nieta la llevaré hasta la tumba, pero moriré más tranquilo si la justicia le da una condena ejemplar", Luis Alfredo Garcés, abuelo de la niña.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015