LA PATRIA | MANIZALES
A Juan Felipe Moreno Salazar lo condenaron a 12 años y 6 meses de prisión por el homicidio de Ángel Leonardo Henao Ocampo, el pasado de 18 de noviembre. El hecho ocurrió en la vereda La Alquería, de Villamaría.
El taxi que manejaba la víctima pertenecía a la familia de Moreno Salazar. Los sucesos que llevaron a matar al taxista se iniciaron con el préstamo de una motocicleta que tenía a su patrón.
Posteriormente hubo un hurto de un televisor en la vivienda de Moreno Salazar, quien responsabilizó a su empleado, que no paraba de reclamar la devolución de la motocicleta.
En el asesinato jugaron un papel decisivo alias Quesos y alias Andrei, dos sicarios que instigaron al dueño del taxi para que se deshiciera de Henao Ocampo, hasta que lo convencieron.
Planeado
En el plan para matar al taxista apareció por último un adolescente. La madrugada en la que se ejecutó el hecho criminal, Henao Ocampo se encontró con Moreno Salazar, alias Andrei y el menor de edad.
La víctima se ubicó en el puesto de adelante, el propietario manejó el vehículo y los sicarios se sentaron atrás. Salieron hacia Llanitos, pero en el camino pararon y le dispararon al hoy fallecido.
Dos veces impactaron la cabeza de la víctima. Al parecer, fue el adolescente quien jaló del gatillo. Luego lo sacaron del carro, le pusieron una pistola de fogueo al lado y abandonaron el cuerpo en la carretera.
Inicialmente las autoridades pensaron que se trataba de un suicidio. Sin embargo, las investigaciones revelaron los motivos que tenía Moreno para su proceder criminal.
En diciembre pasado lo capturaron, pero en las audiencias preliminares negó los cargos de homicidio, hurto y porte ilegal de armas, que le imputó la Fiscalía.
Luego confesó y colaboró con la investigación. El pasado martes le dictaron sentencia.
Desguazada
Luego de consumar el homicidio, los sicarios y Andrés Felipe Moreno acordaron desguazar la moto de la víctima.
El dato
En la necropsia, a Leonardo Ocampo le extrajeron de la cabeza dos proyectiles calibre 7,65 para pistola Pietro Beretta, pero los disparos los hicieron con un revólver calibre 22.
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