LA PATRIA | MANIZALES
Dos expresiones se vieron ayer en la sala 214 del Palacio de Justicia Fanny González de Manizales. Los familiares de Jason Steven González Ladino, de 26 años, entraron en desespero cuando un juez de la ciudad dicto sentido del fallo condenatorio por homicidio.
Los pocos familiares de la víctima, Andrés Mauricio García Marín, que asistieron a la audiencia, agradecieron al final el trabajo de la Fiscalía, que probó en juicio oral la autoría del asesinato.
La Fiscalía solicitó que González Ladino sea condenado a 49 años de prisión por homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego. Lo mismo solicitó la apoderada de víctimas, mientras que la defensa pidió que se aplicara la mínima.
Al final se dio el momento más dramático. Los familiares del condenado querían acercarse a abrazarlo, pero los custodios tuvieron que impedirlo, debido a que eran demasiados.
El homicida también imploraba que lo dejaran tener contacto con sus parientes. Un dragoneante del Inpec se lo llevó de nuevo para la cárcel. Podrá volver al Palacio el próximo 2 de agosto, cuando el juez decida si acoge la solicitud de la Fiscalía o dosifica de otra manera la pena.
El homicidio
González Ladino, en compañía de otro hombre, mató a balazos a García Marín, natural de Aranzazu, y a quien conocían con el apodo de Simpson.
El hecho sucedió el 10 de agosto del año pasado durante la noche, en la calle 13 con carrera 23, barrio El Bosque. Según testigos y las investigaciones adelantadas por la Fiscalía y la Policía Judicial, dos hombres llegaron en un taxi y lo balearon.
En ese momento el ahora occiso arreglaba una moto, por lo que no vio la proximidad de los atacantes, quienes primero le dispararon por un costado y una vez lo vieron tendido volvieron a impactarlo con las armas.
Los intentos por salvarlo fueron inútiles, pues murió mientras lo trasladaban al Hospital Santa Sofía. El informe de necropsia de Medicina Legal señaló que el cuerpo presentaba ocho heridas provocadas con proyectiles de arma de fuego.
Fueron amigos
La defensa intentó probar en el juicio que González Ladino y Simpson eran amigos y que por eso no había motivos para el crimen. De igual manera argumentó que el día del homicidio el asesino estaba en duelo por la muerte de su abuelo.
Sin embargo, las pruebas de la Fiscalía convencieron al juez del caso que ninguna de las dos situaciones impidió que el ahora condenado perpetrara el homicidio, por hechos que generaron una enemistad y llevo al fatal desenlace.
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