LA PATRIA | MANIZALES
Era conocido de la víctima y la buscó. Uniformado y montado en un carro de la Policía preguntó por él y recompensó con marihuana a quienes le indicaron dónde estaba. Lo abordó, le cobró $10 mil, pero como no pudo pagarle, le pegó un tiro en la frente.
Así mató el agente de policía Camilo Andrés Tibaduiza Mateus a Hoover Marulanda Granados, de 45 años, el 8 de octubre del 2011, en el sector conocido como El Hueco, del barrio Fanny González, de Manizales. El martes, el Tribunal Superior de esta ciudad ratificó su condena a 39 años y ocho meses para el uniformado, emitida en primera instancia por el Juzgado Séptimo Penal del Circuito en 2017.
La audiencia fue virtual, pues Tibaduiza Mateus está en una cárcel de Bogotá pagando una condena de cinco años por hurto calificado y porte ilegal de armas de fuego, desde el 6 de agosto de 2015. Lo condenaron por conformar una banda de apartamenteros en la capital del país.
No solo ejecutaba los atracos con órdenes de allanamientos o de captura falsas, sino que además entrenó a sus compinches para que actuaran como si fueran de la Policía Judicial o uniformados activos. Fue capturado junto a seis personas más.
En el caso del homicidio, el ente acusador estableció que el incumplimiento en el pago de esos $10 mil provocó la ira de Tibaduiza Mateus. La víctima estuvo desaparecida durante una semana, hasta que se reportó el hallazgo de un cadáver en la carrera 12 con calle 45, cerca de la Avenida Kevin Ángel. Se trataba de Marulanda Granados.
Al fallecido lo reconocían en el barrio como alguien serio y confiable. En su defensa, el uniformado indicó que sí lo buscó en esa fecha, pero para que le botara unos escombros de su casa y recogiera unos elementos reciclables, pues al día siguiente viajaba a Isaza (Victoria).
Testigos vieron al policía antes de la medianoche, preguntando por él, a una hora que, según los declarantes, no era normal verlo por ahí. Les preguntó a dos sujetos por Marulanda Granados, le indicaron que estaba en El Hueco y minutos después se oyeron dos disparos. Luego observaron salir al carro de la Policía de ese lugar.
El agente les dijo a los "informantes" que los recompensaría por el dato. Al día siguiente les entregó un polvo café (marihuana). Se había dicho que el ahora condenado comercializaba droga y usaba a gente del sector para venderla, pero el Tribunal indicó que eso no se logró demostrar.
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