Foto | Archivo | LA PATRIA
Desde este lejano país con dolor en mi alma y una gran tristeza en mi corazón por la perdida de esa maravillosa persona que fue Javier Hurtado Cardona.
Solo la escasez de valores en un ser humano puede llevarlo a cometer un acto tan repudiable como el apagar la vida de una persona, sin pensar en la consecuencias que esto trae para una familia, para una sociedad. Dios Todopoderoso toque el corazón de aquel individuo y lo lleve a reflexionar sobre esos actos que generan hoy por hoy soledad y dolor en todos y cada uno de los que conocíamos a Javier.
Cierro mis ojos y recuerdo esa imborrable sonrisa cuando a través de la ventana de su oficina me ofrecía cada vez que me veía llegar; me hacían sentir en familia por el cariño y el calor humano que me brindaba siempre tanto el, como su hermano, primo y demás personas que nos reuníamos siempre. Las historias, risas y buenos momentos como no extrañarlos. Javier el hijo, hermano, esposo, padre y amigo ya no está.
Javiercito siento tanto no haberte podido manifestar todo mi agradecimiento por esos maravillosos momentos compartidos. Sé que desde ese lugar lleno de amor y felicidad que Dios reservó para ti, por ser ante todo un gran amigo, escucharás mis palabras de gratitud con la certeza que algún día nos reuniremos en esa linda morada y podré darte el gran abrazo que te quedé debiendo.
Humberto, Juanchito, sé que toda la familia está sumida en una gran tristeza porque físicamente el ya no está, pero recuerden que desde el cielo él los amará y acompañará siempre.
Javier te quiero mucho.
Nancy Mosquera Buriticá
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