Hoy se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Luz Marina Zuluaga de Vélez. Su ausencia dejó un enorme vacío entre sus familiares y amigos. Su presencia, que engalanaba eventos sociales y benéficos, dejó de ser física, pero su legado de solidaridad permanece. Ella fue la eterna reina de Colombia, la soberana de soberanas, dignidad que asumió con distinción y discreción.
El primer título de Miss Universo para el país le trajo muchas alegrías y satisfacciones, y le permitió abrir su corazón y entregarse, siempre con una amplia y sincera sonrisa, al servicio de los demás. Nunca escatimó esfuerzos para estar donde la necesitaban. Su nombre, belleza y carisma, traspasará la memoria de generaciones.
Su sonrisa, sencillez y amabilidad siguen en el recuerdo de sus admiradores. Muchos de ellos conservan con orgullo las publicaciones y fotografías desde que fue exaltada con la corona universal.
La imagen que conservan de ella permanece intacta, aunque se llore su partida. Luz Marina tuvo siempre la belleza del alma que se manifestó en su inolvidable rostro, una belleza que se mantuvo con el paso del tiempo y que la mantiene viva como una leyenda.
Dios la tenga en su gloria.
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