Blanca Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Pilar, Diana, Luz del Socorro, Liliana y Martha Lucía no son hermanas, aún así las une un lazo muy fuerte: las cinco luchan para combatir el cáncer de mama que padecen. Unas son madres y abuelas, y otras jóvenes que ya saben cómo es vivir con esta enfermedad.
"Las primeras señales fueron unas masas en el seno derecho. Consulté al médico y dijo que tal vez eran por las varillas del brasier, pero que nada que ver con cáncer. Solicité una mamografía e insistió que como era muy joven no había necesidad. Los días pasaban y las masas crecían. Pagué el examen en la Liga contra el cáncer y salió bien. El ginecólogo me dijo: "así te haya salido bien, yo sé que no lo estás". Optó por una biopsia que no mostró nada. Me hizo otro examen y con este sí dio el resultado: cáncer de mama muy agresivo. En menos de 15 días me operaron y empecé un proceso que hoy, 10 años después, no ha terminado". Ella es Pilar Soto, de 42 años, soltera y sin hijos. Aún recibe tratamiento con quimioterapia. Lidera el grupo de apoyo de mujeres con cáncer de seno de Oncólogos de Occidente, sede Manizales.
Para la médica mastóloga Irma López la edad de mayor riesgo de contraer cáncer es alrededor de la menopausia, después de los 50 años. "Cada vez encontramos pacientes más jóvenes, porque hay más educación y autocuidado, pero también por los cambios ambientales, el estilo de vida, los riesgos genéticos y hormonales. Cada vez consumen más dietas ricas en grasas, ingieren alcohol, fuman y posponer la maternidad también influye".
Diana Marcela Arias tiene una hija y hace dos años le detectaron cáncer. "Dos masitas y una mamografía en la que no salió nada. Al año sentí otra bolita, volví y consulté y me diagnosticaron. Estoy en quimioterapia cada ocho días, aunque lo primero que hicieron fue operarme y reconstruirme el seno. El dictamen me sorprendió porque apenas tengo 32 años y al parecer lo tenía hace cuatro. Dicen que son poquitos los casos, pero eso no me tranquiliza. Tengo una niña de cuatro años y por las dos hay que seguir luchando".
El cáncer de seno es un tumor maligno que se origina en las células del seno, puede crecer e invadir los tejidos si no se trata a tiempo. Liliana Patricia Holguín Aranzazu, esposa y madre de dos hijos, dice que descubrió su cáncer por accidente. "Tenía la precaución de practicarme el autoexamen. Al consultar con la médica me recetó un ultrasonido de mama. Otro médico que me examinó dijo que no le gustaba mucho lo que veía. Comencé las quimio en diciembre del 2011 y ya pasé por cirugía, radioterapia y ahora estoy con la quimioterapia oral".
Para Luz del Socorro Martínez recibir un diagnóstico de cáncer fue muy duro. Tenía una bolita en el seno derecho y después de consultar a varios especialistas, un ginecólogo la alertó sobre su situación. "No soy médico de resultados, soy médico de mirar pacientes", le dijo y la remitió donde una mastóloga, que ratificó el dictamen.
"Creo que la prevención es detectarlo rápido, pero si fuera por los primeros examenes no estaría contando el cuento. La detección temprana puede reducir las cifras de mortalidad. Conocer los síntomas y signos iniciales, facilitan el diagnóstico y el tratamiento antes de que esta patología alcance una etapa avanzada.
Ya con el resultado, no pensaba tanto en mí, sino en mi mamá y mi hija de 16 de años. Mi esposo no me preocupa, ha sido como mi ángel de la guarda. Fue muy duro porque sabía que se me iba a caer el cabello y aunque es una nimiedad, como mujer me inquietaba. Estoy en quimio desde mayo y me siento muy bien. Por fortuna el apoyo de mi familia y hasta de mis vecinos ha sido total", relata Luz del Socorro.
Martha Lucía Botero asegura que la calidad de vida después de la quimio es buena si uno se ayuda. "Hay que tener alimentación balanceada, hacer ejercicio y mantener un espíritu alegre y optimista. Recibir apoyo no solo de la familia, sino de un psicólogo. La gente nota que tengo cáncer porque no tengo cabello, pero mi alegría y mi rostro rozagante reflejan otra cosa. Mi nieta y mi hija lloran y soy yo quien las tranquiliza", cuenta.
Hablando casi al mismo tiempo ellas concluyen: La vida no se acaba mientras haya esperanza y deseos de mejorar y para ello nos tenemos que querer. Lo que no podemos olvidar es el autoexamen de seno mensual e insistir cuando creamos que algo no está bien o buscar una segunda opinión.
- Que la mujer conozca sus senos, así puede percatar cualquier cambio por pequeño que sea.
- El autoexamen mensual, desde que comience la vida fértil.
- Asistir a un examen clínico anual.
- A partir de los 50 años la mamografía, cada dos años.
- Cuando hay un síntoma el médico define qué tipo de examen se requiere según la edad, características de la masa y a los riesgos que tiene la persona.
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