Elizabeth Restrepo Rojas
LA PATRIA | Manizales
Álvaro tiene 58 años, es contador y sus ocupaciones laborales lo tienen bastante estresado. Cuenta que es muy nervioso y que -de un tiempo para acá- no duerme bien en las noches; que en la madrugada se despierta en repetidas ocasiones y que en la mañana, cuando se prepara para ir al trabajo, no consiente movimientos bruscos en su cabeza.
Su situación lo llevó a consultar a un médico general, quien de inmediato lo remitió a un odontólogo. Allí Álvaro confesó otros síntomas. El paciente relató que ya era molesto hasta masticar ciertos alimentos como la carne de res y que ya ni pensaba en comer coco, su fruta preferida, debido a que sentía una presión exagerada en sus dientes.
Después de la revisión a su cavidad oral y de un par de radiografías, el especialista le detectó que sus superficies dentales y el hueso mandibular se encontraban desgastados y que por esto se le hacía incómodo comer algunas cosas.
El odontólogo le explicó a Álvaro que su cuadro clínico era propio de una persona que sufría bruxismo y que de inmediato tenían que emprender un tratamiento para mejorar su calidad de vida y que debían buscar una mejor salud oral.
Definición
El caso de este paciente es común y muchas personas, por falta de asistencia a una consulta odontológica, no se llegan a enterar que están en una situación similar. Su problema avanza, en algunas ocasiones pierden los dientes y se alteran otros procesos corporales.
Sonia Dávila Peña, odontóloga especialista en rehabilitación oral de la Pontificia Universidad Javeriana, le habló a LA PATRIA y resumió esta enfermedad para los lectores. Aseveró que es de vital importancia la evaluación de un profesional.
Dávila definió el bruxismo como la contracción para funcional de los músculos elevadores mandibulares que tiene como consecuencia el apretamiento y rechinamiento de los dientes.
Relata que dichas contracciones no son comandadas por la corteza cerebral como respuesta a una demanda funcional como hablar, masticar o respirar; si no que son provocadas por otras partes del cerebro como el sistema límbico, el hipotálamo y el sistema reticular.
Estas partes se encargan de las reacciones frente a las emociones y a la tensión, por lo que la patología se relaciona con el sistema nervioso central y la forma como el individuo metaboliza su estrés. Dice que como estos episodios de contracciones musculares involuntarias suceden frecuentemente durante el sueño, han sido consideradas como alteraciones del mismo.
Estos episodios pueden presentarse de día o de noche y siempre son involuntarios o inconscientes. “El bruxismo diurno puede manejarse con la consciencia de la postura mandibular, es decir, estar consciente de no apretar ni rechinar los dientes. El nocturno es más difícil, por que sucede mientras dormimos”.
Síntomas y consecuencias
Los bruxómanos pueden desarrollar en el rostro dolores musculares severos, sensación de fatiga o cansancio, rigidez en los movimientos mandibulares, disminución en los rangos de movilidad de la boca, dolores de cabeza, alteraciones en las articulaciones temporomandibulares (responsables de la apertura oral) por sobrecarga y otras enfermedades del sistema masticatorio.
Otras de las dificultades que se presentan tienen que ver directamente con las microfracturas que se ocasionan en los dientes, debido al exceso de presión en ellos; el desgaste del esmalte dental o pérdida de su corona o la parte más superior. Así mismo, ocasiona la pérdida de los tejidos de soporte del diente, lo cual aumenta su movilidad hasta que se pierde.
“Lo gástrico se ve afectado debido a la fatiga muscular, a la pérdida de esmalte y la sobrecarga en las articulaciones de la mandíbula. Esto conlleva a que el paciente se canse masticando, cambie sus hábitos alimenticios y provoque alteraciones nutricionales”, puntualizó Dávila.
Según la profesional, aunque dentro de las causas del bruxismo la más aceptada es la tensión, algunos medicamentos psicoactivos pueden dar lugar a dichas contracciones musculares.
Tratamientos y ortodoncia
Para el bruxismo son varios los tratamientos y las especialidades que se pueden aplicar para que una persona mejore. Como se considera producto del estrés y dado que está relacionado con el Sistema Nervioso Central, algunos fármacos (ansiolíticos, antidepresivos y relajantes musculares) resultarían pertinentes. El consumo de estos, en tanto, deberán ser formulados por un médico psiquiatra.
Otro método utilizado es el mecanismo biofeedbacks o de retroalimentación neuromuscular, que consiste en la colocación de electrodos en los maseteros y los que informarán al paciente cuando el músculo este contraído más allá de lo normal.
Otra herramienta terapéutica, según Dávila, es la fisioterapia. “Debe estar encaminada a la reeducación muscular para disminuir la actividad y fuerza de contracción, para mejorar la postura y trabajar los músculos cervicales (cuello)”, dijo.
Sobre si resulta o no adecuado el manejo del bruxismo con un tratamiento de ortodoncia, Nancy Mustafá, ortodoncista, advierte que la mala oclusión dental (mordida imprecisa) es solo una de las causas de bruxismo, más no es la única y que habría que ver cuál es la causa real que lo produce para tratarlo de una forma pertinente.
Dávila afirma que una de las herramientas más importantes para los tratamientos resultan ser las placas oclusales llamadas neuromiorelajantes, estabilizadoras o equilibradoras. Concluye que estas logran evitar el roce de los dientes y que generan una disminución en la fuerza de contracción de los músculos elevadores mandíbulares.
El precio de estas pueden variar dependiendo el material elaborado y, sin duda, el consultorio o clínica donde sea atendido. El valor promedio está entre 300 mil pesos y 400 mil.
Síntomas
* Dolor de cabeza, en el cuello, dientes, mandíbula y oídos.
* Molestias en los músculos de la cara, especialmente en la mañana.
* Problemas para dormir.
* Sensibilidad dental a cosas frías y calientes, también a los dulces.
* Depresión.
* Ansiedad.
* Trastornos nutricionales.
Susceptibles
Los adultos son los más propensos a sufrir de bruxismo. Los menores de edad también pueden presentarlo, pero no es tan frecuente.
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