B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Mariana tiene 10 años y al preguntarle si le gusta ir a misa, hace un gesto y dice que en el colegio es demorada y siempre es la misma cantaleta.
Cuenta que el domingo acude con sus padres a la parroquia de su barrio. “Es una misa para niños y papás. El padre, con ejemplos sencillos, nos explica lo que nos quiere decir Jesús. También nos hace reír”.
María del Pilar, la mamá, cuenta que a Mariana desde pequeña le enseñaron a orar en las noches y que también tratan de aplicar los mensajes del evangelio. “La educamos a ser solidaria, a compartir, a vivir el perdón y la fraternidad, es una manera de aplicar lo que vive en familia”.
Coincide con esto el psicólogo José Fernando Vélez Trejos, quien expone que la familia debe inculcar esos valores sin imponerlos, “casi que encantándolos con el discurso, y que como padres no solo prediquen, sino que apliquen”.
Espiritualidad
El profesor de psicología de la Universidad de Manizales Ricardo Celis recalca que independiente de la religión, la espiritualidad es importante en el desarrollo emocional y psicológico de niños y jóvenes, porque lleva consigo una serie de valores y creencias que ayudan a prevenir ciertas conductas que pueden llegar a ser perjudiciales.
“Es esencial orientar al niño y al joven hacia la trascendencia, que puede ser una ruta de la religiosidad, porque encuentran un sentido de vida, es decir un para qué”.
Agrega que esto puede estar asociado a conductas prosociales, como en el caso de Mariana, orientadas al servicio y la ayuda al otro. “Esto se traduce en un sentido de vida porque la persona reconoce que hay otros que requieren más que uno, tienen necesidades mayores y los puede ayudar”.
Celis, que es director de la empresa de psicoterapia y consultoría Ser potencial, manifiesta que lo que más protege hoy día a un joven es que logre encontrar un sentido de trascendencia que termina protegiéndolo de cualquier conducta problemática en la adolescencia.
¿Pero qué sucede con los padres que piensan que la religión o lo religioso no es la ruta? En ese caso, Celis opina que los adultos no pueden perder de vista la espiritualidad y trascendencia, que son los que ayudan a conectar a los jóvenes, porque es donde se potencia la capacidad de servicio, de dar y cuidado del otro.
Valores
La también psicóloga Fanny Bernal cree que a los niños sí hay que enseñarles a creer en Dios, pero recalca que lo que no deben hacer los padres es obligarlos.
Agrega que todo aquello que está alrededor de esas creencias, como las parábolas de Jesús son maravillosas para enseñar valores, respeto, compasión, autoestima y sobre todo el amor al prójimo.
“Una cosa que a los seres humanos nos falta mucho para aprender, es el trabajo del perdón y en las parábolas está dicho por Él de una manera clara para que lo entendamos todos”.
Manifiesta que esta Semana Santa también puede ser un espacio de reflexión. “Evaluar en qué podemos mejorar como personas, para ser mejores papás y mamás, ser mejores profesionales y qué podemos transformar, porque, sin excepción, todos tenemos una responsabilidad social y también espiritual muy grande”.
Mariana dice que cada vez que ayuda a otra persona se siente bien. “Te sientes aportando algo. En el colegio les digo a mismo compañeros que repasen para que les vaya mejor en las evaluaciones, ellos me dicen que soy solidaria”.
Crisis
Para el psicólogo José Fernando Vélez Trejos, es común que en la adolescencia muestren cierta rebeldía en cuanto a la espiritualidad se refiere, lo que él llama crisis religiosa. “El adolescente busca lo concreto, es como una pelea ingenua con todos esos elementos que su familia le entregó”.
Apunta que esto tiene que ver con el desarrollo de la personalidad, que arranca desde la infancia, y que invita a cuestionarse. “Es bueno que ocurra. Es la oportunidad de que los papás o la familia fortalezcan esas bases que les entregaron de niño y es cuando se dan cuenta si como roncan, duermen. Es la época de reforzar lo que le entregaron”.
* Adriana Echavarría, docente Escuela Normal Superior de Manizales
La Semana Santa es importante para todos, porque es un tiempo de reflexión. Cómo vivimos nuestra fe y nuestro compromiso con los demás. ¿Somos buenos niños? ¿Buenos hijos? ¿Cumplimos con nuestros deberes? ¿Somos honestos y responsables? Por ejemplo, Jesús le lavó los pies a sus discípulos, para enseñarnos la humildad. Les ofreció el pan y el vino como fruto del trabajo del hombre, es decir, el trabajo también se glorifica, si lo haces bien y lo compartes.
* Dora Isabel Ortegón, docente Escuela Normal Superior de Manizales
La Semana Santa, especialmente para los niños y de acuerdo con las creencias en los hogares, es un espacio que ellos tienen para la oración, para demostrar los valores de la verdad, el amor, la amistad, el perdón, la solidaridad, la humildad y reconocer al otro. También es un encuentro familiar donde se puede aprovechar para enseñarles a ser más espirituales.
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