Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Fernando tiene 55 años y todas las noches, antes de acostarse, bebe una copa de vino tinto. Señaló que lo hace por comodidad, pues cuando lo ingiere duerme tranquilo, así su sueño es muy plácido. Subrayó que no es un hábito costoso, pero si beneficioso para la salud.
Álvaro Augusto Zuluaga, especialista en rehabilitación cardiopulmonar, recalcó que no debe estigmatizarse de manera negativa su consumo y que beberlo durante la cena, como pasante, es positivo para la relajación.
Beneficioso
"El vino es rico en polifenoles (micronutrientes). Estos ayudan a sacar radicales libres del cuerpo, a eliminar toxinas y lo que se logra con esto es limpiar nuestro organismo. Hay estudios que demuestran que 30 mililitros de vino al día (copa aguardientera grande), sobre todo el tinto, ayuda a disminuir el riesgo cardiovascular, porque modula la inflamación vascular", apuntó Zuluaga.
El especialista también indicó que este licor estimula el sistema autoinmune, pues al salir las toxinas del cuerpo se descarga de lo negativo. Esto colabora en la prevención de gripas recurrentes, baja los niveles de colesterol en sangre y los triglicéridos porque oxida la célula.
"Se ha visto que en pacientes con problemas de artritis (enfermedad crónica) o inflamaciones articulares, al sacar los radicales libres, hay cierto mejoramiento. La bebida ayuda a liberar el ácido láctico o úrico (esencial en procesos bioquímicos) que se va acumulando en la articulación", resaltó.
Zuluaga especificó que para el sistema neurológico el vino también es provechoso, porque el alcoholato que contiene lleva a la calma y a la sedación. Mencionó que cuando la persona está ansiosa y/o con estrés puede tomarse la copita para disminuir la angustia.
No al exceso
"El exceso de vino, como en otros productos, es lo que hace daño. Puede ocasionar una carga hepática muy difícil de manejar para el organismo y, por la cantidad de dulce, el páncreas puede aumentar la oxidación celular. Esto último incrementa las inflamaciones y el azúcar", advirtió.
Según Zuluaga, el vino no lo pueden tomar personas con patologías en el riñón ni con problemas hepáticos, pues alterarían más la función del hígado. Dijo que los alcoholes se metabolizan en este último órgano y se filtran en el riñón.
"Es perjudicial para la salud cuando se toma más de lo que se debe tomar. Cuando este límite se supera de manera ocasional, en una celebración, por ejemplo, no hay problema. No se debe mezclar con aguardiente, cerveza, ron u otras bebidas alcohólicas. Ahí se puede perder la conciencia", apuntó.
Si recién se superó un tratamiento con antibióticos no se debe tomar vino, tampoco se debe beber si la persona se purgó. Hay fármacos depurantes de este tipo que se metabolizan en el hígado y puede producir una toxicidad que conduce hasta la muerte, concluyó Zuluaga.
Desde lo nutritivo
Luz Milena Paternina Reyes, nutricionista y dietista, mencionó algunos beneficios de la bebida. Dijo que regularmente se hacía de uva, pero que el provecho dependía de la fruta base. Añadió que el vino tinto era muy interesante, desde lo nutricional, pues se utilizan todas las partes de la uva (piel y pulpa).
"El color viene de los flavonoides (compuesto con antioxidantes) que tiene esta fruta. Pero en si lo bueno no es el vino, uno podría comer la uva directamente y tener muchas más cosas positivas: mejor digestión, eliminar el estreñimiento y las enfermedades del colon, etc", contó.
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