El afecto también es un regalo de Navidad

B. Eugenia Giraldo

LA PATRIA | MANIZALES

El abuelo de Camila enfermó el pasado 7 de diciembre. En una finca, mientras esperaba la ambulancia que lo llevaría al hospital, el viejo sacó fuerzas para entretener a su nieta y en concordancia con estos días le preguntó qué quería de Niño Dios. “Un bubalú”, dijo la niña. ¿Un chicle?, preguntó la mamá. “Sí, es lo que quiero. Y que mi abuelo se alivie, nada más”.

La niña, que recién cumplió tres años, no precisa más. Es querida por sus padres, su abuelo y sus tíos. Es evidente que su familia mantiene un vínculo afectivo que la fortalece y que de alguna manera la hace valorar más a las personas que a las cosas.

El pediatra y afectólogo Carlos Alberto Montoya sostuvo que en esta Navidad, más que dar obsequios hay que dar afecto. Agregó que a veces los adultos corren mucho y es poco el espacio que apartan para sus hijos. “Es importante que el niño sienta el cariño de su familia, sus abuelos, sus tíos, porque bien se sabe que éste es sanador”.

La directora de la Asociación Afecto de Bogotá, Isabel Cuadros Ferré, que participó el miércoles pasado en el cierre anual de la Clínica contra el maltrato infantil que se desarrolla en la U. de Caldas, recalcó que el afecto es el que puede salvar al mundo y que es visible cuando se pone primero la necesidad del niño que la del adulto, “es un amor con responsabilidad, con cuidado. Si hay una mejor vinculación afectiva con el niño hay una probabilidad menor de maltrato a lo largo de la vida”.

Empatía

Según la experta, cuando ese afecto no se da en las etapas críticas, es decir en los primeros tres años de vida, no se forman ciertas conexiones neuronales y al no tener a la madre interiorizada la persona no es capaz de ver al otro como un igual. Esa falta de empatía, dijo, “es el comienzo de todos los males en el mundo. Esa persona que no desarrolló la capacidad empática con los demás va a violentar al otro, por eso para que la humanidad mejore necesitamos mejores relaciones entre los padres y los hijos”.

Cuadros Ferré también se refirió a la influencia del entorno familiar. Apuntó que esas relaciones se deben formar tempranamente en la vida, “es como si el cerebro fuera de yeso fresco, esas improntas condicionan toda la vida de los seres humanos”.

Recomendó trabajar desde la educación para la crianza y el fortalecimiento del vínculo afectivo. “El problema es que no estamos preparados para ser padres y seguimos actuando de una manera infantil frente a la necesidad de educarnos”, concluyó.

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“Necesitamos tener niños con autoestima, protegidos y seguros”, Isabel Cuadros.

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Todos los días

* Dígales a sus hijos cuánto los ama.

* No grite ni utilice el castigo físico.

* No los descalifique.

* Resuelva los conflictos en forma pacífica, sin golpes y sin gritos.

* Cuando le hablen de abuso sexual, créales y protéjalos.

* Enséñeles con amor.

* Póngase en su lugar.

* Solo use las armas de la razón y el afecto.

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“Ojalá cada papá le regale a su hijo una caja que represente el tiempo real que le quieren dar. Tiempo para escuchar, hablar, abrazar, jugar, tiempo de calidad”, Carlos Alberto Montoya, pediatra y afectólogo.