Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Horacio superó una apendicitis a sus 42 años. Su hijo, de 9 años, padeció esta misma condición un mes después. A ambos se les inflamó el apéndice, esa proyección del colon que -en promedio- mide tres centímetros.
El padre se levantó cierto día con malestar general, fiebre y dolor en el estómago. Tomó medicamentos y algunas bebidas, también se hizo inyectar. Decidió consultar al final de la jornada, pues esos síntomas no desaparecieron y además se sumaron la falta de apetito, las náuseas y el vómito.
Pasó toda esa noche internado en una clínica de Manizales, lugar en el que los médicos le indicaron sus posibilidades. A la mañana siguiente le efectuaron una ecografía abdominal con la que confirmaron el diagnóstico y por el que fue remitido a cirugía. Le dieron de alta unas horas después y tuvo 10 días de incapacidad.
Su hijo, en tanto, al presentar un fuerte dolor de estómago fue llevado por sus abuelos a la misma clínica, para ser remitido al Hospital Infantil Rafael Henao Toro. Allí lo intervinieron, bajo el mismo diagnóstico, a las pocas horas de ingreso. Estuvo una semana hospitalizado y luego enviado a su casa. Su padre cuidó de él tras la cirugía.
Ellos, con suerte, fueron diagnosticados a tiempo y no sufrieron mayores complicaciones. La familia de José Gilberto Escobar Gutiérrez no contó la misma historia y le dieron cuenta a LA PATRIA del fallecimiento de este hombre el pasado 27 de enero.
El cuadro médico se le complicó tanto al paciente de 56 años que sufrió una peritonitis (inflamación de la membrana que recubre la cavidad abdominal) y -posteriormente- una sepsis (infección generalizada en sangre producida por microorganismos patógenos o sus toxinas), por lo que murió.
Descripción
Andrés Sánchez Gil, gastroenterólogo clínico quirúrgico egresado de la Universidad de Caldas, habló de las particularidades del apéndice y explicó, entre otras cosas, como puede desarrollarse una apendicitis y qué tan grave puede ser.
Sobre esta parte del cuerpo respondió el especialista adscrito a Unión de Cirujanos S.A.S:
- ¿Dónde se encuentra?
El abdomen se divide en superior e inferior, con una línea imaginaria a través del ombligo. A su vez en cuadrantes, trazándole una línea desde las costillas hasta el pubis. Así queda un abdomen superior derecho y uno superior izquierdo; un abdomen inferior derecho y uno izquierdo. Dentro del abdomen existe el colon, que es el intestino grueso. Este va desde el abdomen inferior derecho, que es donde está el ciego (principio del intestino) y en este se encuentra el apéndice. Este es un vestigio embriológico, porque en realidad no cumple ninguna función.
- ¿Qué posición tiene?
Tiene múltiples posiciones. Puede estar arriba o abajo del ciego o en alguno de los dos lados. En un 60% de las personas está en la parte inferior.
- ¿Por qué se produce?
Por una obstrucción. Una semilla, algún cuerpo extraño, etc, pueden hacer que la materia fecal la tapone y que la sangre no circule normalmente. Así la sangre no irriga esa porción de intestino, hasta que se inflama. En personas jóvenes, infecciones previas del tracto respiratorio pueden manifestarse luego con inflamación en los ganglios del abdomen y producirse la apendicitis.
- ¿Cuáles son los síntomas más comunes?
Los síntomas no siempre son los mismos y varían de una persona a otra. Hay personas a las que el apéndice se les va por debajo del intestino grueso y quedando muy cerca al hígado. Así ya el dolor no es abajo, sino que pasa a más arriba o lo pueden sentir en la espalda. Puede ser tan larga que el paciente refiere el dolor en el lado izquierdo.
Los clásicos son el dolor en el abdomen inferior derecho. La molestia suele empezar en la parte superior y, con las horas, migrar hacia abajo. La inflamación del apéndice produce mucha sensibilidad, demasiada sensación al tacto o palpación del médico.
Falta de apetito. Pueden pasar horas o incluso hasta días mientras se les estudia el abdomen y estos dicen no sentir hambre. Las ganas de vomitar también son frecuentes en ellos. Algunos presentan fiebre, taquicardia y malestar general. Los leucocitos o glóbulos blancos, en las muestras que se les toman para ver si hay inflamación, están un poco elevados.
- La cirugía...
Cuando determinamos que un paciente tiene apendicitis y lo llevamos a cirugía, tenemos el 60 a 70% de posibilidades de que sea ese el diagnóstico si es hombre. En la intervención se lava la zona y se saca el apéndice. No siempre se da antibiótico, después de la cirugía, pero si antes.
- ¿Qué peligros existen?
Esta y todas las cirugías, hasta con técnicas poco invasivas, pueden dejar adherencias. Estas son membranas que pueden ocasionar dolor, obstrucciones y otras complicaciones.
- ¿Cuáles son los pacientes más difíciles?
Las mujeres. En esa zona se encuentra -muy cerca- el útero, las trompas y los ovarios. Un dolor de ovulación o el malestar de una mujer que sangre durante la ovulación puede ser confundido con apendicitis. En los niños también es muy difícil el diagnóstico, pues si son muy pequeños se les dificulta decir dónde les duele. Los adultos mayores no siempre tienen fiebre.
- ¿Qué relación tiene la apendicitis y la peritonitis?
Regularmente para que se dé una peritonitis, tiene que haberse dado una apendicitis. Después de la inflamación del apéndice (a las horas, los días) dicha inflamación se cronifica y esta parte se perfora. No la mayoría llegan con el apéndice perforado, pero le pasa a los que se demoran en consultar automedicándose. No todas las personas con peritonitis se mueren, pero sí se requiere intervenciones inmediatas.
- Algunas infecciones se asocian al pus, ¿siempre que el apéndice se inflama lo tiene?
No. Las apendicitis se clasifican en edematosas, que solo están inflamadas. Las fibrinopurulentas, que tienen unas membranas de pus por encima, que no indica una peritonitis. Y las necróticas, que perdieron su vitalidad y están a punto de perforarse. Para que se dé la peritonitis tiene que haber una reacción severa del organismo, que haga que el apéndice se necrose y se perfore.
- Ante cualquier síntoma...
Consulte en el menor tiempo posible al médico. No deje pasar las horas, la mayoría llega con el apéndice perforado y eso complica la situación. No se automedique, no tome cosas que cualquiera le recomiende.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Andrés Sánchez Gil.
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