Luis Fernando Rodríguez
LA PATRIA | SALAMINA
“Para mí, esta silla son mi pies” expresó Alberto Corrales Grisales, de 57 años y zapatero de profesión. Al hombre, que vive en Salamina, le amputaron ambas piernas y hace dos semanas estrenó una silla eléctrica que le donó el salamineño Manuel Arias Betancur.
Corrales Grisales es diabético y según cuenta, la picadura de un zancudo le produjo una infección, que dada su enfermedad fue difícil controlar. “La pierna derecha me la amputaron en diciembre del 2016 y la otra, el 5 de diciembre del año pasado. Mi EPS me ha tratado bien y ha cumplido con todo”, dijo.
Cuenta que antes utilizaba una silla deteriorada heredada de su padre y después, la gestora social del municipio, Carmenza García, le donó otra, que es la que emplea en la casa.
Ahora, con su nueva silla, Corrales no para de agradecer a Manuel por su solidaridad. “En Salamina no hay nadie que haga una labor tan hermosa, silenciosa y desinteresada como don Manuel”, precisó y añadió que su familia también está muy agradecida.
Lo que más destaca Alberto, es que ahora se siente independiente y puede trasladarse desde su casa al trabajo sin ayuda. “Antes, le pagaba a alguien que me llevara a mi casa, retirada cuatro cuadras de la caseta donde trabajo en La Galería”.
Para las personas en situación de discapacidad, como Alberto, el que los sitios públicos y andenes, tengan construidas rampas adecuadas a sus necesidades, es de ayuda para su movilidad. “Aquí en Salamina hay entradas en muchas partes. Porque a toda hora, uno pidiéndole a la gente que lo cargue, no es nada bueno”, dijo.
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