Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Melissa creció en una familia católica practicante, actividad que para ella, se convirtió en una rutina. Más tedio le cogió cuando su mamá, para entretenerla en las tardes después de la escuela, la inscribió a un grupo que preparaba a los niños para ser monaguillos.
No contenta con esto, la mamá quiso que los sábados en la mañana aprendiera a tocar guitarra. El sueño de la señora era ver a la niña cantando en las misas. Toda esa presión le generó a Melissa una gran pereza por el instrumento musical.
La niña, que ya es una adulta, contó que su progenitora nunca le preguntó por sus gustos y estos pasaban por el sueño de tocar un acordeón. La menor, que desde hace una década vive en Manizales, nació en la costa y creció escuchando música vallenata.
Consenso
José Fernando Vélez Trejos, psicólogo adscrito a la Universidad de Manizales, sugirió hablar primero con los hijos sobre las preferencias que tengan antes de optar por alguna actividad que ocupe el tiempo después de la escuela o colegio.
"En la mayoría de ocasiones, el ingreso a estos cursos se da sin el consentimiento de los pequeños. Los anotan en lo disponible o en lo que prefieran los padres sin indagar las prioridades de ellos", dijo el especialista.
Agregó que no está de acuerdo con que sea a la fuerza, pues es una imposición y propuso sentarse con ellos, venderles la idea,
Según el psicólogo, meter a los hijos a clases sin planearlo con ellos, sin hablarlo en pareja o sin estar enmarcado en un proyecto de vida, la actividad no sirve. Que los escenarios a donde se les lleve, no pueden ser guarderías, sitios para desencartarse de los menores.
El profesional añadió que esto tiende a generar aversión a lo que se practica y en general a la educación. Además que el hecho entorpece las relaciones con los padres, pues se adquiere la idea de que estos no los acompañan en el desarrollo.
"Ataca la autoestima, porque el muchacho(a) empieza a ser sometido(a). Se lastiman elementos del carácter y se pierde la capacidad de decidir, porque como los que toman las decisiones son los papás, se acostumbran a eso", advirtió.
No creen en el sistema educativo
Vélez mencionó que esto es una constante y que no todos los padres tienden a meter a los chicos a actividades extras después de clases. Que quienes lo hacen es porque no creen en la calidad de los elementos del sistema educativo colombiano.
"Pareciera ser que la mayoría de papás sienten que desde la academia no capacitan a sus hijos en las áreas que debieran hacerlo, sobre todo, en lo cultural, en los idiomas, en lo artístico y deportivo", reveló el profesor.
Vélez también contó de padres que lo que buscan es llenar los horarios para evitar el tiempo de ocio. Que hay una creencia en ellos de que este es malo y que entran en un afán por mantener ocupados a los hijos. Sienten pánico por creer que estando libres se les van a salir de las manos.
"Hay que creer en la educación que como padres les estamos entregando. La casa es un espacio para disfrutar: Dormir, ver TV, jugar, socializar con la gente, etc. Hay tanto para hacer después de clases que no todo tiene que ver con la academia. Puede ser el fortalecer otras áreas: las relaciones familiares, las de amistad, entre otras cosas. No puede haber miedo al ocio, este es importante. Es el encuentro con uno mismo.", subrayó.
Rendimiento escolar
El psicólogo José Fernando Vélez Trejos indicó que otra opción que tienen los padres es involucrarse en las actividades formativas de las escuelas o los colegios, cuando consideren que estas no son las mejores para sus hijos.
"Si se siente que no les dan los elementos necesarios, hay que involucrarse para que el colegio entienda que necesita reforzar algunas áreas del conocimiento. Pueden decir que no hay dinero para implementar las ideas, lo que llevaría a optar por actividades extras", puntualizó.
El especialista dijo que los padres deben entender también que no todos los seres humanos tienen las mismas habilidades, destrezas y aptitudes. Que se nace con fortalezas para algún área de la ciencia y no para todas. Que, en ese sentido, no es conveniente presionarlos, solo conducirlos para que cumplan con las obligaciones mínimas.
Quisieran
Se le consultó a cuatro estudiantes de Manizales si les gustaría que sus padres los inscribieran en actividades tras la jornada escolar:
Esmeralda Quintero, del barrio San Sebastián
Si me gustaría. Quisiera aprender inglés.
Juan Esteban Loaiza Cifuentes, del Centro
Si. Claro. A fútbol.
Sergio Alejandro Jaramillo Correa, de Liborio
Si. Me gustaría a fútbol.
Juan Pablo Alzate, de San Joaquín
Si. Me gustaría algo relacionado con el arte.
Por entretenerlos
LA PATRIA indagó del por qué los padres de familia y/o acudientes ven como positivo el anotar a los menores en actividades después de la jornada académica:
Kinley Arturo Benítez, del barrio El Caribe
Así los muchachos están entretenidos y no están con malos vicios parados en las esquinas.
Luz Nereida García, de San Sebastián
Claro, porque así aprenden y están ocupados en lo que les enseñan. Sobre todo, para que no cojan vicios en la calle.
Verónica Herrera Osorio, del Centro
Me gusta, para que no estén vagando y no cojan malos vicios. Además aprenden más.
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