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Ahora que Corpocaldas está empleando la estrategia de planeación participativa en los municipios de Caldas para elaborar su Plan de Acción 2024-2027, en el que funcionarios dedican horas a escuchar las peticiones de las comunidades, qué bueno que esto derivara en establecer las verdaderas necesidades ambientales de las subregiones del departamento, o al menos las más urgentes, para llevarlas al nivel de prioridades, con metas fijadas, programas establecidos y recursos asignados para su intervención. Bastante desalentador para un ciudadano haber acudido a una convocatoria de una entidad pública, participar -que por estos tiempos es bien escaso que se dé- y tras un tiempo enterarse de que nada ocurrió con lo solicitado.
Este tipo de ejercicios requieren de un trabajo social serio y de la intervención de otros profesionales y técnicos que los dirijan y encaucen, porque no todo lo que piden y se imaginan las comunidades podrá tener validez dentro de un plan de acción. Hay cosas que están dentro de las posibilidades de ejecución y esas son las que deben seguir el trámite; pero muy seguramente surgen muchas otras que no pueden ser incluidas porque se salen del presupuesto, de los alcances de la entidad o simplemente no le corresponden. Es lo que hay que dejar claro en este tipo de reuniones. No se puede andar con vacilaciones o caer en temores para decir no.
De lo que recoja la entidad irá a cuatro líneas de acción establecidas: fortalecimiento institucional, revisión y fortalecimiento de las agendas ambientales sectoriales, gobernanza y participación comunitaria y planificación territorial. Se espera que esto sirva para agilizar procesos y dar respuesta oportuna a ciudadanos y empresarios que acuden confiados en encontrar respuestas y soluciones a situaciones ambientales.
Como los habitantes de la vereda Montaño, de Villamaría, que llevan desde enero tratando que Corpocaldas establezca una solución acertada para desplazar un puma que los tiene azotados. El felino viene haciendo de las suyas en esa zona, ha cazado unas 25 cabezas de ganado, perros, ganzos, cabras y ovejas, impactando la economía de los finqueros y proyectos de emprendimiento. Dicen que lo recomendado por esa Corporación ha sido insuficiente y el puma sigue causando estragos. El temor es que el objetivo del animal sea un humano, porque se han registrado ataques a plena luz del día. Corpocaldas sostiene que no hay que tomar decisiones apresuradas, pero que más que la protección de la vida puede ser prioritario.


Situaciones como esta son las que deberían quedar procedimentadas en un plan de acción, porque no va a ser el primer puma que aparezca en Caldas, ya ha sucedido en otros territorios del departamento y si hay una acción que haya funcionado ayudará a dar respuestas más oportunas para las comunidades; también se deberían incluir situaciones como la intervención de zonas de riesgo de deslizamientos, a las que somos bastante proclives; la mitigación de la tala de árboles y los planes para proteger las fuentes de agua, que son parte de nuestras riquezas naturales y hay que cuidar.