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Comenzó la carrera de los planes de desarrollo territorial en Colombia, que orientarán las decisiones de municipios y departamentos durante este periodo de gobierno 2024-2027, y a los mandatarios les permitirá echar a andar las propuestas con las que llegaron al cargo y convirtieron en compromiso con sus electores. Manizales y Caldas escogieron darle participación a la ciudadanía para sondear lo que se requiere y desea en los territorios y qué de eso se podrá incluir. Con este insumo elaboraron un borrador de Plan, que enviaron a las instancias previas a la de aprobación máximo el 30 de mayo. Se convierte en un camino que hay que andar rápido, pero con el mayor rigor técnico.
El 29 de febrero fue la fecha máxima para que este documento pasara al Consejo Territorial de Planeación, que tiene un mes para pronunciarse sobre el diagnóstico, las estrategias y la matriz de inversiones. Luego irá a Corpocaldas, que tendrá otro mes para emitir concepto, que no es vinculante, pero sí muy importante si las administraciones quieren apostarle a mejorar condiciones ambientales. Por lo general en estas fases surgen diferencias difíciles de consensuar. Ahí se verá la capacidad de Alcaldía y Gobernación de acordar sin que les coja la tarde.
El 30 de abril ya debe estar el documento oficial de Plan de Desarrollo en el Concejo y la Asamblea para su aprobación en un mes. Deberán recibir planes medibles y con metas acordes a la realidad. Los planes de desarrollo en Colombia se han convertido en un saludo a la bandera, en un requisito que se surte, pero no se cumple a cabalidad. Por eso todas las instancias previas deben con recelo analizar qué tanto se puede evaluar lo que están proponiendo las administraciones. Corpocaldas ha estado recordando a los municipios que en manejo de regalías, en especial a los que reciben este tipo de recursos por asuntos mineros y energéticos, que deben incluirlas en sus planes de desarrollo.
La matriz plurianual, que son las inversiones que se harán y sus fuentes de financiación para ejecutar programas y metas, son otro punto que no le puede faltar a ningún plan de desarrollo. Así el documento oficial se empiece a ver a mediados de abril, desde ya las administraciones deben mostrar claramente y garantizados los recursos. Muy importante además incluir como estrategia y como meta las gestiones que se van a hacer frente al Gobierno nacional y al departamental para la cofinanciación de proyectos estratégicos.

Si todos los sectores comprometidos con la elaboración de los planes de desarrollo aportan lo que les corresponde en esta revisión previa y las corporaciones públicas lo exigen antes de aprobarlos no se repetirá lo que sucedió en Caldas con Aerocafé, vías terciarias, Malecón de La Dorada, programa Mil Viviendas, Parque Tecnológico; o en Manizales con las obras de infraestructura, al final de los periodos de Luis Carlos Velásquez y Carlos Mario Marín, que quedaron con muy bajo porcentaje de cumplimiento. La meta de los nuevos planes debe ser que se dejen valorar como se debe de principio a fin.