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La Feria de Manizales no es solo la temporada taurina ni la cabalgata, pero sería de miopes dejar de reconocer que estos dos eventos son centrales del festejo anual en esta capital, así como también lo son el Reinado Internacional del Café, los desfiles y los conciertos. Si alguno falta en la programación, se siente el vacío, como sucedió en la edición de este año, que se quedó sin concierto de Feria, la gente lo estaba pidiendo y no se logró reemplazar. Ese fue el gran lunar. Todas estas actividades mueven una cantidad importante de dinero con su ejecución; en especial las corridas de toros, por tradición y cultura taurófila que lleva vigente 69 años en la ciudad, y la cabalgata, que ahora llaman desfile a caballo, y se realiza desde hace 28 años.
Sin embargo, los animalistas siguen presionando para que estos dos eventos no se vuelvan a ejecutar. Las corridas corren riesgo si mayorías en la Cámara de Representantes vota a favor de un proyecto de ley de la senadora del Pacto Histórico Esmeralda Hernández para prohibirlas en todo el territorio nacional. Le falta un debate en plenaria. El futuro de las cabalgatas está dependiendo del fallo de un juez a la acción popular que interpuso el colectivo Identidad Animal en el 2023 para que no se vuelvan a dar autorizaciones en Manizales para ejecutarlas. El argumento es que perpetúan el maltrato animal.
Hasta el alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, está pidiendo ser escuchado por los Congresistas antes de que se vayan a votación. Todo indica que le abrirán espacio para que intervenga en la Cámara; qué bueno sería que no lo dejaran solo en esta cruzada y los representantes caldenses, que conocen muy bien del impacto positivo para la economía local con las corridas de toros, se unieran en defensa de un evento de ciudad y evitaran su desaparición. No será lo mismo una Feria sin corridas y sin cabalgata. Parece un desmantelamiento paulatino para dar paso a eventos menores.
Si es real la preocupación por el uso de animales en eventos, por qué en la misma balanza no se ponen también las corralejas, el coleo, las peleas de gallos, las peleas de perros de razas peligrosas y tantos otros que se realizan en el país. Pareciera haber algo más de fondo en el ataque a las corridas, o es que si se incluyen eventos como estos en un proyecto salen otros congresistas a ponerle freno y es casi seguro que hundan la iniciativa, como ha ocurrido con proyectos dirigidos a acabar las corralejas, muy arraigadas en la costa Atlántica.


Tampoco son sensatas las razones en contra de las cabalgatas, porque este evento en Manizales ha ido madurando y actualmente se le aplican regulaciones y restricciones para controlarlo y proteger a los caballos, tanto como hacen sus dueños que los mantienen en las mejores condiciones. Cosa bien distinta a ser estrictos con la aplicación de sanciones a los infractores, que son una minoría frente a la cantidad tan grande de gente que sale a participar y a observar una cabalgata de Feria. Qué bueno que el activismo de los animalistas fuera igual para los casos en el país, la región y la ciudad en que el maltrato real y dañino es hacia los seres humanos.