70 años cumple la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, la cual se suscribió en Colombia, y que es la base del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y de la Organización de Estados Americanos, al lado del Pacto de San José. Por esa razón es que el 167 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana que se cumple en Bogotá hasta la próxima semana, servirá para recordar la importancia de contar con este instrumento que buscó encaminar a los países de este continente a una democracia moderna, la cual fue interrumpida en muchos momentos, y que aún hoy no se cuenta con ella en todas partes, como lo que sucede en Cuba y Venezuela.
La Comisión había estado en Colombia hace cinco años en lo que se conoce como visita in loco, invitada para que revisara los casos de violación de derechos humanos o denuncias que podían ser motivo de reparos por ese organismo. Desde entonces ha mantenido respaldo al proceso de paz en nuestro país, al tiempo que sigue interesándose en casos que marcan impunidad y que deben ser llevados a la Corte Interamericana para que resuelva y sea una instancia adicional para quienes no encontraron en la justicia colombiana o en el Estado una garantía para sus derechos.
Durante estos días de sesiones en nuestro país, la Comisión ha abordado temas variopintos de los países miembros, desde la inclusión en temas de género en Paraguay hasta el derecho a la salud y la alimentación en Venezuela, pasando por la política de regulación de armas en los Estados Unidos, entre otros. Temas de trascendental importancia no solo para las naciones objeto de estudio, sino para todos los demás miembros, pues las discusiones ayudan a enriquecer la agenda pública de todos en aspectos que son de relevancia para los derechos humanos en el continente.
La Comisión es un órgano autónomo de la OEA y se ampara en la Carta constitutiva de este organismo así como en la Convención Americana de Derechos Humanos y su principal razón de ser es la de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región, razón por la que actúa como órgano consultivo de la organización multilateral. Sus integrantes no representan ni a sus países de origen ni de residencia, sino que ejercen la función de manera autónoma y personal.
En su paso por Colombia, la Comisión no puede tocar temas relacionados con el país sede, es parte del reglamento que tiene establecido y es una manera de evitar que se politice la agenda cuando están allí, pero bueno habría sido que de manera informal se tocaran asuntos como por qué la Corte Interamericana no trató de fondo el asesinato del director de El Espectador Guillermo Cano, que desde 1997 llegó a esa instancia, pero que no avanza desde el 2001, engavetado. Como esta, otras preguntas relevantes quedan en el aire, y seguramente los comisionados y los organismos que los acompañan, como los relatores, se las llevarán para discutirlas en otros espacios.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos es una de las grandes conquistas del continente y un avance importante en las democracias a las que vigila y ayuda a impulsar. Por eso es importante que sus integrantes estén en Colombia y generen diálogos necesarios sobre los temas vitales para el camino que recorren estos países en busca de modernizar sus democracias, en tiempos en que las amenazas para ellas continúan a la vuelta de la esquina o al pasar tan solo la frontera.
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