La ciudad alemana de Hamburgo apenas comienza a recuperarse de los momentos de violencia que se vivieron allí antes y durante la realización de la cumbre de jefes de Estado del Grupo de los Veinte (G-20), en la que participaron los principales líderes del mundo. Las autoridades se dedicaron en las últimas horas a retirar autos incendiados y a reparar todos los daños que dejó el vandalismo en la zona en la que se presentaron los disturbios. Aunque en Alemania hoy imperan las recriminaciones mutuas acerca de los desmanes del fin de semana, de cara a las elecciones generales del próximo septiembre, la primera ministra Ángela Merkel es considerada gran ganadora de una cumbre que aisló al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Los temas que más le interesaban al mandatario estadounidense, como una posición ante las amenazas nucleares de Corea del Norte, cambios en los acuerdos comerciales que son desfavorables para los norteamericanos y la disputa sobre las exportaciones de acero a bajo costo no tuvieron lugar destacado en la agenda, mientras que todos los demás países del grupo reafirmaron su compromiso de implementar rápidamente el Acuerdo de París, al que los 19 calificaron como "irreversible". Para el mundo este debe ser el resultado más importante de la cumbre, ya que recupera el optimismo acerca de las estrategias para hacerle frente al Cambio Climático, lo que aisla y frena los ímpetus de Trump para desconocer una realidad tan evidente.
También hubo decisiones importantes en torno al favorecimiento del libre comercio y en contra del proteccionismo, lo que va en contravía de los deseos del presidente estadounidense de establecer cada vez mayores barreras al intercambio. Ahora bien, los líderes de todo el planeta también reconocieron que bajo las actuales condiciones económicas globales no se tendrá un crecimiento mayor al 2% en el promedio para el 2018, lo que obliga a ser muy cautelosos para garantizar la generación de empleo y el freno de crisis sociales complicadas.
Frente a las amenazas del terrorismo internacional también hubo consenso en la necesidad de combatirlo de manera coordinada, con el intercambio de más información de manera oportuna y con una mayor cooperación frente al objetivo de cortar las fuentes de financiación que les permiten a estos grupos ejecutar sus acciones y causa terror en todo el mundo, especialmente en Europa.
Aunque no hubo determinaciones de fondo para ponerle punto final al conflicto en Siria, también fue importante el acuerdo entre Trump y Putin, de Rusia, acerca de respaldar una nueva tregua en la guerra en ese país del Medio Oriente, mientras se buscan soluciones de mayor fondo. No será fácil avanzar más en eso cuando Estados Unidos apoya a los rebeldes, incluyendo facciones de Al Qaeda, mientras que Rusia e Irán le dan todo su respaldo al dictador Bashar Al Asad, excelente comprador armamentos a esos dos países.
Al margen de los asuntos tratados de manera oficial, la cumbre sirvió para que aparecieran nuevos elementos que permiten afirmar que Rusia sí interfirió en las pasadas elecciones de los Estados Unidos, y que incluso el hijo mayor de Trump estuvo reunido antes de las elecciones con una abogada rusa que le prometió entregar información en contra de Hillary Clinton. No obstante, los problemas principales con respecto a los refugiados de países asiáticos y africanos, la calidad de la educación y la cooperación para alcanzar una mayor equidad en el mundo se quedaron apenas esbozados, sin mayores avances.
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