Un lustro con excelente brújula

El programa Manizales Cómo Vamos celebra sus primeros cinco años con un balance bastante favorable como brújula para la ciudad. Desde el 2012, cada año, se tienen informes muy valiosos en cuanto a percepción ciudadana e indicadores técnicos duros acerca de toda clase de aspectos de la cotidianidad de la capital caldense, en materia económica, educativa, ambiental, de seguridad, de salud y todo lo relacionado con las metas de calidad de vida a las que debe aspirar toda urbe en el siglo XXI.
Lo más importante es haber comenzado a cimentar la cultura de medirnos y saber con exactitud lo que está pasando en la ciudad y las percepciones de sus habitantes sobre el panorama de desarrollo. Lo que no se mide no es susceptible de ser mejorado conscientemente, y no permite hacer análisis para identificar debilidades y fortalezas frente a los desafíos que plantea el futuro. 
Toda esa información que nos brinda Manizales Cómo Vamos ha servido para que desde los sectores público y privado se tomen decisiones mejor informadas y que se obtengan mejores resultados de cada una de ellas. Los programas de alimentación infantil, por ejemplo, se han podido focalizar mejor y fortalecer, gracias al trabajo de este importante programa. Igual cosa puede decirse acerca del proyecto de bicicletas públicas, que también es impulsado desde la dirección de Manizales Cómo Vamos, como una apuesta para frenar la contaminación ambiental y mejorar la movilidad.
Desde luego que todavía falta una mayor sincronía entre los datos y la formulación de políticas públicas que estén estratégicamente encaminadas a dejar atrás los lastres que frenan las mejoras en algunos aspectos, pero no puede tampoco decirse que los gremios o la administración pública hayan mirado por encima del hombro o con desdén toda esta valiosa información que nos sirve de orientación como sociedad. Es justo reconocer que los resultados de los estudios elaborados por el programa Cómo Vamos en esta capital no solo permiten que haya decisiones más atinadas en los centros de poder, sino que los mismos ciudadanos pueden evaluar si quienes están al frente de los destinos de la ciudad están haciendo lo correcto para asegurar un porvenir más próspero.
Otro asunto clave es que gracias a este programa se ha vuelto evidente que en Manizales contamos con condiciones de vida muy favorables con respecto a otras ciudades capitales de Colombia, y que también tenemos algunas deficiencias que debemos atacar con mayor determinación. Eso no sería posible si no pudiéramos compararnos bajo los mismos parámetros con los demás. También ha sido claro que en términos del Indicador de Progreso Social (IPS), en el que solo participan las ciudades Cómo Vamos, seguimos a la vanguardia en el país, pero es necesario consolidar procesos y hacer mayores esfuerzos para mantenernos en punta, ya que las demás ciudades también tienen ambición de ser líderes en Colombia.

Este programa también se ha convertido en un centro de conocimiento que ha facilitado herramientas para el debate, y que abre cada vez más espacios para la reflexión alrededor de asuntos clave para las ciudades que pretendan ser modernas, competitivas y eficientes. Todavía falta mucho por discutir y pensar sobre las políticas públicas de empleo y acerca de la calidad del aire, por ejemplo, pero la mera preocupación no hubiera sido posible sin contar con cifras que nos dijeran cómo estamos. Finamente hay que destacar a Natalia Escobar Santander, la directora del programa desde su inicio, pues no solo ha liderado con profesionalismo, innovación y eficiencia a Manizales Cómo Vamos, sino que gracias a su trabajo y conocimiento, es referente para los Cómo Vamos hermanos del resto del país.