Un Congreso digno

Los parlamentarios que el próximo 20 de julio dejarán las curules que ocuparon durante cuatro años hacen parte del Congreso más desprestigiado de los últimos tiempos, por los numerosos casos de corrupción relacionados con los sobornos de Odebrecht y con el llamado Cartel de la toga, para solo mencionar los casos más sonados. Esa es una de las razones por las que ha tenido tanto éxito la campaña para atacar la corrupción, tema que será clave no solo para la elección que hoy se hace de Senado y Cámara, sino para las presidenciales que se aproximan.
Lastimosamente, pese a los evidentes problemas de este tipo que caen sobre los hombros de numerosos políticos colombianos, algunos en su propio nombre o por interpuestas personas pretenden seguir en el Congreso de la República por cuatro años más, lo que llevaría a que la imagen de tal corporación siga por el piso y a que la confianza de los ciudadanos en la política continúe por la senda del deterioro, hasta el punto de profundizar la indiferencia que se traduce en abstencionismo.
Ahora bien, en medio de dicha sombra que cruza la jornada electoral de este domingo, algunas de las propuestas que pretenden llegar al Legislativo, varias de ellas por primera vez, tienen la apariencia de una mejora de las calidades de quienes podrían ocupar el Capitolio desde el 20 de julio próximo. Por eso, el llamado es a que salgamos todos a votar, a gozar de los derechos que nos entrega la democracia y a cumplir el deber de escoger a conciencia los mejores, para que después no nos arrepintamos de seguir en el círculo vicioso de la falta de ética, las prácticas clientelistas y la perversión de la política.
Debemos actuar para elegir un Congreso digno, que piense con responsabilidad los temas nacionales y vote orientado por el único propósito de garantizar cada vez un mayor bienestar y prosperidad a los colombianos. Esa posibilidad de tener un parlamento serio y limpio solo depende de que los ciudadanos salgamos a votar masivamente por esos candidatos que tienen hojas de vida sin tacha, los que han liderado causas positivas, los que estén más capacitados para debatir con argumentos y los que representen la posibilidad de un cambio que le ponga fin a los escándalos que tienen a los colombianos cansados de tanto abuso, de tanto cinismo y de tanta deshonestidad.
Confiamos en que la Registraduría Nacional del Estado Civil, como lo ha hecho en el pasado, actúe con total honradez y celeridad en el proceso de los resultados de las votaciones, y que aporte todas las garantías de un ejercicio serio y responsable, sin manipulaciones de ningún tipo. Lo mismo esperamos con respecto a las consultas de la derecha y de la izquierda, de las cuales saldrán los candidatos definitivos de esos sectores de la política para la primera vuelta del 27 de mayo. 
Los colombianos debemos comprometernos para que todo el tránsito de estos debates electorales se dé de la manera más tranquila y civilizada, y no retrocedamos a épocas de violencia que deberían quedarse para siempre en el pasado. Para hoy esperamos que funcionen acertadamente todos los mecanismos de seguridad y de persecución del delito, que haga que la mayoría salga sin miedo a expresarse en las urnas y que nuestra democracia termine fortalecida.

En el caso de Caldas, de acuerdo con los antecedentes, las elecciones deben transcurrir sin sobresaltos de ningún tipo. También los caldenses tenemos la oportunidad de escoger a los mejores representantes a la Cámara y respaldar las propuestas de Senado que, además de constituir expresiones de ética real, deben servirle al departamento como un equipo que ayude a que el Estado se comprometa de manera más sólida y contundente con las expectativas de desarrollo que tiene la región.