Dice el conocido refrán que a caballo regalado no se le mira el diente y por eso debe ser que ha salido tan costoso para Manizales ese regalo prometido por el Fondo de Promoción Turística hace más de ocho años y hoy pasa cuenta de cobro, el teleférico al Parque Los Yarumos. De ser un sueño para dinamizar la oferta turística de ese ecoparque, de meterle un atractivo a la zona del Cable en el oriente de la ciudad, terminó constituido en un dolor de cabeza para las administraciones municipales.
Manizales, pionera en el sistema de cables para el transporte masivo en Colombia, es hoy as de burlas por cuenta de no poder lograr que funcione un cable turístico, que debe tener menores exigencias técnicas y de mantenimiento, todo porque se hizo mal desde un principio. Los contratantes y los interventores no hicieron los reparos a tiempo, no se decretó oportunamente la caducidad del contrato, no se contrató con firmas idóneas y hoy, al lado de Jericó y de Jardín (Antioquia), nuestra ciudad se queda con el elefante blanco que deja un contratista incapaz de cumplir lo prometido, sin que hasta ahora alguien haya sido sancionado.
Ahora nos dice Fontur que ellos cumplieron con hacerlo y regalárselo a la ciudad. Esa respuesta no satisface a nadie, porque lo hicieron mal. Nunca funcionó debidamente, pues de los cuatro meses que estuvo en operación, la mayoría se los pasó sin ofrecer el servicio que se requería para ponerlo a punto. Como si fuera poco, varios gerentes de ese Fondo, y hasta el presidente, Juan Manuel Santos, comprometieron su palabra de que le pondrían solución a este asunto, en el que Manizales también invirtió una millonaria suma ($3 mil 500 millones), pues le correspondía hacer las edificaciones sobre las que se soportaría el cable, y estas no han presentado problema alguno.
La incompetencia del Estado en todo su esplendor se ve reflejada en este proceso, que tuvo un capítulo decisivo esta semana con la decisión de la justicia contencioso administrativa para que se desmonten el cable y los vagones antes de que puedan causar algún daño. Esto porque una acción popular interpuesta busca que se termine la obra, pero como medida cautelar pidió esta decisión, necesaria ante el deterioro evidente de un sistema sin funcionar. En este momento nadie quiere asumir las responsabilidades y viene ahora la Contraloría municipal a decir que ellos identificaron los posibles detrimentos que se venían con esta obra, pero resulta que no han terminado, después de tantos años en fallos fiscales. Como siempre, advertencias y poco más.
Lo que se necesita es que se tomen las decisiones que se requieran para poner a funcionar el cable. No se puede quedar esto en un elefante blanco y en un monumento a la incapacidad del Estado. El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Comercio y de Fontur deben darle solución a Manizales, igual que a Jericó y Jardín (Antioquia), afectados por la misma enfermedad, la falta de responsabilidad del Estado. Preocupa que si esto sucede en una obra de este tamaño, qué puede suceder en otras de mayor envergadura y de más exigencias técnicas y presupuestales. Que se haga algo para que no se pierda esa inversión pública, es decir, de todos los colombianos.
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