Los habitantes de la Comuna de San José de Manizales siguen esperanzados en que, por fin, el ansiado macroproyecto del que se viene hablando desde hace una década tome la dinámica que le asegure su concreción durante el actual gobierno. El hecho más concreto que está a la vista son 180 apartamentos de la Unidad 2 que están listos para ser entregados en dos meses, aunque se esperaba que antes de mitad de año se pudieran adjudicar cerca de 600 viviendas, lo cual ya no será posible debido a los problemas contractuales con quienes tenían la responsabilidad de construirlos, el llamado Consorcio Internacional.
En su informe ante el Concejo Municipal el gerente de la Empresa de Renovación Urbana de Manizales (ERUM), Óscar Montoya, dejó claro que en los cerca de seis meses que lleva al frente de esa entidad los resultados de gestión y financieros no han sido óptimos, y que el proyecto sigue sin despegar. Expresó que ha dedicado este tiempo a ejecutar cambios estructurales que pretenden modificar el rumbo que se traía, y de esa manera trazar un camino a través del cual se le puedan dar alas a la iniciativa, pero el panorama general no es promisorio.
Los voceros de la comunidad, en general, han visto las buenas intenciones de que las obras salgan adelante, y subrayan que se les está teniendo en cuenta, situación que no se daba antes, pero tampoco se ve en el trabajo social avances firmes. De hecho, todavía hay familias en laderas consideradas de alto riesgo en épocas de invierno como la actual, mientras que tampoco se les ofrecen soluciones de vivienda que las alejen del peligro. Los meses que vienen son definitivos para ver si la administración municipal sí podrá desempantanar el proyecto y darle dinámica.
Lo que más preocupa, sin embargo, es que la gestión inmobiliaria siga detenida. Desde el comienzo de esta administración se habló de despejar el proceso de compra de los lotes que se requieren para avanzar en las obras sin tropiezo, pero se observa una pasmosa lentitud. Tampoco se ha trazado la estrategia de desarrollo urbano de toda esa zona, en la que el sector privado de la ciudad podría tener una participación significativa, específicamente en el desarrollo de la zona mixta. Lo único que se tramita en el Concejo es un posible cambio de nombre de la ERUM para que se pase a llamar Empresa de Desarrollo Urbano, con un objeto social más amplio.
Por lo pronto, habrá que esperar si llega un nuevo contratista que se encargue de desarrollar las unidades 3, 4 y 5 de vivienda en el sector, que lo haga sin quedarle mal a la ciudad, y pagándoles a tiempo los salarios a los trabajadores. En dicha escogencia no puede equivocarse de nuevo la Administración Municipal, ya que nuevos obstáculos en el desarrollo de las obras sería intolerable. Quien está al frente de la ERUM es un profesional que pudo ejecutar en Medellín una tarea importante en el desarrollo urbanístico de sectores deprimidos, y con esa experiencia la ilusión es que el macroproyecto San José reviva.
Es destacable que la misma comunidad esté reconociendo hoy que la seguridad en el sector ha mejorado, que el caos inicial ha ido cambiando por un sentimiento de esperanza en que la renovación va a salir adelante, y con ella se va a generar desarrollo para la ciudad. Esa esperanza tiene que recibir una respuesta favorable del actual gobierno, no pueden seguir los palos de ciego, hay que avanzar con energía y cumplir con las expectativas que tienen esa comunidad y los manizaleños, en general.
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