De nuevo en Riosucio (Caldas) las aguas subterráneas hacen de las suyas. Un cráter de 12 metros de diámetro y 7 metros de profundidad apareció de repente en pleno casco urbano de esa población del occidente caldense, producto de la erosión causada por la presión de una quebrada canalizada en forma defectuosa. No es la primera vez que ocurre un fenómeno de este tipo allí, son varios los sustos que durante años se han llevado los habitantes debido a problemas con los alcantarillados y canalizaciones de quebradas que surcan el pueblo. No hace mucho, en enero pasado, se vivió una emergencia similar en sectores vecinos de la terminal de transportes. Por fortuna, por ahora, no hay víctimas pero, sin exagerar, la posibilidad de un hecho de mayores proporciones sigue viva.
Para hacerle frente a la actual situación, y evitar que la posible ampliación del socavón agrave la emergencia, las autoridades determinaron que siete familias que viven en la zona circundante dejen sus casas de manera transitoria. De acuerdo con los análisis de expertos, este hecho tiene relación con un box coulvert que no aguantó la cantidad de agua que conducía y llevó a que la vía se desplomara. Anotan que en Riosucio hay varias quebradas canalizadas desde hace décadas, cuyas tuberías se han deteriorado, por lo que no sería extraño que este episodio se repita en otro sector de la población. Por eso se necesita actuar con rapidez para darle estabilidad a esas viejas conducciones y conjurar cualquier posibilidad de que el peligro continúe.
Es lógico que en épocas de abundantes lluvias como la actual todas estas corrientes sean detonantes de situaciones complejas, por lo que hay que mantenerse atentos. Empocaldas y la Alcaldía de Riosucio deben empeñarse en conocer con exactitud los puntos vulnerables e intervenirlos con urgencia. El Ideam asegura que la temporada invernal se extenderá hasta mediados de junio, por lo que el riesgo es permanente, y esperamos que la preocupación actual no se convierta en actitud pasiva en el futuro cuando llegue la temporada seca. Es en ese momento cuando debe aprovecharse para acometer las obras más importantes que blinden al municipio de nuevas situaciones como esta.
El problema de las conducciones deterioradas de agua no es solo de Riosucio. Recientemente hemos visto cómo en el corregimiento de Arauca (Palestina) las redes de alcantarillado no resisten un aguacero normal y es común que las aguas negras se filtren por paredes, baños y pisos de viviendas y afecten de manera seria a numerosas familias. Las tuberías se quedaron angostas, y las soluciones hasta el momento son paños de agua tibia, porque hay recursos asignados para hacer las obras que eviten el colapso de las redes de alcantarillado. Empocaldas y la Alcaldía deben darle a este problema la prioridad que se requiere.
Como si fuera poco, esta semana también se evidenciaron viejos problemas en el alcantarillado de Villamaría, específicamente en el sector de Las Granjas, donde las deficiencias se expresan desde hace años en los olores nauseabundos que colonizan las viviendas y a lo cual no se le ha puesto el debido remedio. En las épocas lluviosas, como la actual, el problema se agudiza y no solo causa malestar por la sensación de hedor en el olfato, sino por las enfermedades que se propagan. Es cierto que en todos estos casos la comunidad también tiene responsabilidad en el manejo inadecuado que da a sus desechos, porque a veces las redes se obstruyen con basuras, pero desde el Estado hay que atender de manera más eficiente este tipo de dificultades.
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