Reaccionar ante el envejecimiento

Las cifras preliminares del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) acerca del censo poblacional que se desarrolla este año en Colombia, dejan claro que Caldas es el segundo departamento de Colombia, después del Quindío, con un mayor índice de envejecimiento. Actualmente en territorio caldense hay 69,34 personas mayores de 60 años por cada 100 personas menores de 15 años, lo que marca una creciente tendencia al envejecimiento de la población, fenómeno frente al cual se requiere reaccionar con políticas públicas que se anticipen a lo que va a pasar en las próximas décadas. 
De acuerdo con las cifras reveladas por el DANE, en el promedio del país la realidad hoy es que hay 40,4 personas mayores de 60 años por cada 100 personas menores de 15 años; índice que también significa un rápido envejecimiento de la población en Colombia, si se tiene en cuenta que en el 2005 ese índice era de 28,7. En términos porcentuales, los mayores de 60 años en 1985 era el 3,98% de la población total (que era de 30 millones), mientras que hoy corresponden al 9,23% de los cerca de 50 millones de habitantes que se calculan para hoy en el país, una población que en sí misma puede ser un factor positivo de desarrollo.
Significa esto que, en términos generales, la realidad demográfica colombiana muestra un número menor de nacimientos, al mismo tiempo que cada vez son más las personas consideradas adultos mayores, y con una esperanza de vida alta. Eso puede ser interpretado de muchas maneras, es lo que viene ocurriendo desde hace un tiempo en los países desarrollados, pero lo fundamental es que esto impacta de manera directa en las prioridades que debe tener el Estado en diversas materias. El tema pensional es una de ellas, pero también significa más exigencias en materia de atención en salud.
Si miramos el asunto con perspectiva histórica, desde que el DANE desarrolla su trabajo de medición demográfica se ha visto un incremento de la vejez en la población, pero esto no ha coincidido con políticas orientadas a responder adecuadamente a los desafíos que esto significa. El ritmo al que avanza este fenómeno exige respuestas prontas, ya que en 1985 el promedio de edad de los colombianos era de 20 años y hoy es de 31 años. Eso significa profundos cambios en términos de la vida productiva de la mayoría de los colombianos, y su incidencia en la economía.
Llegó el momento en que el Estado intervenga y ejecute cambios estructurales que mantengan un equilibrio social, brindando garantías a los jóvenes para crecer y desarrollar sus familias, y a los adultos mayores para que se les brinden comodidades y oportunidades de seguir siendo productivos durante buena parte de sus vidas, sobre todo por sus conocimientos y experiencias, sin que sean considerados estorbos, como infortunadamente son vistos por buena parte de la sociedad. Afortunadamente, durante los años recientes la pobreza en el país bajó del 37,2% al 28%, lo que se reflejó en la salida de 4,4 millones de personas de esa condición.

En Caldas, donde el 18% de la población está por encima de los 60 años, ya se cuenta con una política pública social para el envejecimiento y la vejez, para un horizonte de 10 años, producto de una investigación de la Universidad de Caldas en articulación con la Secretaría de Integración y Desarrollo Social de Caldas y la Dirección Territorial de Salud. Sus ejes estratégicos son entornos, salud, talento humano y seguridad económica, buscando que haya un pleno reconocimiento de las personas adultas mayores, garantía de inclusión y protección, promoción de un envejecimiento activo y saludable, todo esto financiado por la Estampilla pro Adulto Mayor y las alcaldías. Sin embargo, falta mucho más por hacer para enfrentar con éxito los desafíos del envejecimiento poblacional.